miércoles, 2 de diciembre de 2020

EL PUENTE DE CASSANDRA (1976), de George Pan Cosmatos

 

A la muerte le gusta viajar en tren. Y este convoy va hacia ninguna parte porque ella viaja en él. Lo importante, cueste lo que cueste, es que no salga de los vagones. No importa si eso significa el descubrimiento de una conspiración internacional o que varios sicarios suyos pasan de compartimento en compartimento. La jornada parece no tener fin y, al final, un puente demasiado legendario, demasiado oscuro y, por supuesto, demasiado alto. Las ruedas metálicas no se detienen en busca de la gran aventura de la supervivencia. La máquina avanza implacable, devorando kilómetros y esperanzas. No cabe la piedad, sólo la seguridad. Y, con toda probabilidad, será necesario volver a visitar el horror.

Uno de los puntos clave es hacer creer al pasaje que están total y absolutamente seguros. Nada va a pasar salvo un desvío en el destino y una cuarentena obligada. Y las cosas no cuadran del todo. Entre otras cosas, en el interior del tren viaja gente de todo tipo y condición. Un terrorista, un traficante de armas, algún que otro ladrón, chicas de quitar el aliento y, ya saben, un virus o dos. Lo normal. Afortunadamente también va un neurocirujano que sabe lo que se hace. Lo cierto es que todos forman un grupo heterogéneo que va a tener que luchar contra las vías, contra el tiempo y contra las confianzas que otorgan los posibles salvadores. Aguanten la respiración. El tren hiere el aire y no queda mucho para respirar.

No cabe duda de que El puente de Cassandra es una película que trató de subirse al carro del éxito de las películas de catástrofes de mediados de los setenta, pero, más allá de eso, es una película con un suspense bien llevado, muy entretenida, con algunos elementos que la sitúan más en el terreno del espionaje y el terrorismo. Y, sobre todo, hay que destacar al extenso y experimentado reparto que incluye nombres como Sophia Loren, Richard Harris, Burt Lancaster, Martin Sheen, Ingrid Thulin, Lee Strasberg, Ava Gardner o Alida Valli. La dirección es de George Pan Cosmatos, años más tarde conocido por sus colaboraciones, no demasiado afortunadas, con Sylvester Stallone, y que aquí demuestra que tenía un cierto sentido del ritmo y de la realización sobria con tonos absorbentes. La notable banda sonora se debe a Jerry Goldsmith y hay que reconocer que ayuda a no quitar la vista de las imágenes. Más que nada porque, en la trama, no se dejan demasiadas salidas y siempre está la intriga de saber cómo diablos se van a salvar los incautos que compraron un billete.

Misterio, suspense, acción, emoción, estremecimiento…Son muchas estaciones para pasarlas por alto en esta huida hacia adelante que emprende un tren que no podrá acabar su recorrido. Nunca es buen negocio que la muerte sea un pasajero más. Y, en esta ocasión, ha comprado un billete de primera clase con reserva en el vagón restaurante. No, esta vez no hay demasiado realismo, seamos sinceros. Pero lo que sí contiene la cinta son buenos ratos de entretenimiento de cierta altura. Quizá combinados con algunos de corta producción, pero por el precio, seguro que hay muchas películas que no llevan tan lejos.

2 comentarios:

carpet_wally@gmail.com dijo...

Pues hace tiempo que no reviso esta película y eso que en su momento y por aquello de los programas dobles, la vi tres veces en poco mas de un mes. Y he de decir que aunque hizo mucho menos ruido que "El coloso en llamas" o "Terremoto" me parece en algún punto hasta mejor. Porque si, se asimilaba al cine de catástrofes y estaba repleta de grandes nombres, pero la cosa no iba exactamente de eso, era una buena intriga científica y de espionaje con una tensión in crescendo muy bien llevada.

De hecho, yo creo que al tirar mucho menos de grandes efectos especiales es probable que haya envejecido mucho mejor que algunas de sus coetáneas.

En todo caso una película que se disfruta mucho.

Abrazos con traje de seguridad

César Bardés dijo...

El reparto, para empezar, está más compensado. Es verdad que toda la parte de Burt Lancaster, dirigiendo todo el tema desde una sala de control...ufff...han pasado mucho los años y eso, que en los setenta debió de ser la bomba, ahora parece Matutano Productions. Sin embargo, toda la parte del tren (que es la mayoría) es bastante notable, con algunos momentos de gran altura y con Richard Harris poniendo mucha salsa. Como tú bien dices, con la tensión bien llevada e "in crescendo".
Te doy la razón de nuevo, es una película que se disfruta mucho. Es la traslación visual a lo que podría ser un "best-seller" de aquellos años.
Abrazos con la puerta de comunicación entre compartimentos.