viernes, 19 de febrero de 2021

TE AMARÉ HASTA QUE TE MATE (1990), de Lawrence Kasdan

 

Está claro que Joey merece morir. Es un machista asqueroso que trata a todos los de su alrededor como si fueran lonchas de queso encima de sus afamadas pizzas. No tiene ni la más mínima educación, ni la más mínima cortesía. Es encantador cuando quiere, pero no quiere nunca y siempre es con los demás. Su suegra le aborrece. Su mujer comienza a estar harta. Incluso hay un chaval que está medio enamorado de su esposa que también está hasta las narices de Joey. Así que lo mejor y lo más justo es matarle. Se le mete un tiro en la cabeza y listo. Lo único que hace falta es atrevimiento y una migaja de tino. Y valor. No resulta tan fácil matar a una persona. Aunque esa persona sea alguien tan despreciable como Joey. Mejor contratar a dos tipos para que lo hagan. Pero, hombre, pero, hombre, si están más colgados que una percha. A dónde vas, alma de cántaro. Así que a Joey se le dispara, sí, pero no se muere. El tipo se va paseando por la casa con una bala en la cabeza. Absurdo y muy italiano todo. La suegra que no puede creer lo que está viendo. La mujer que sí, pero que no. El chaval que vamos a por él que a ese me lo cargo. Los dos colgados rememorando los golpes en el campo de Reggie Johnson. Joey que no se muere. Si es que no se muere. Es que ya lo puedes intentar por activa y por pasiva, pero no se muere. No puede ser. Habrá que amarlo hasta que se muera. Si es que se muere.

Lawrence Kasdan dirigió su comedia más alocada, pero con una enorme virtud. El planteamiento y la situación es alocado, pero el humor no tiene ni una rosca de más. Sujeta a los intérpretes con riendas de acero y la gracia está siempre muy contenida, muy presente y muy efectiva, pero sin llegar al desquicie. El argumento tenía todas las papeletas para que, en manos de cualquier otro, la risotada fuera fuerte. Pero Kasdan, con sabiduría, agarra a Kevin Kline, Joan Plowright, Tracey Ullman, River Phoenix, Keanu Reeves y William Hurt y no les suelta en ningún momento. Hay momentos hilarantes, situaciones imposibles, perplejidades inmensas y torpezas de manual y Joey…no, no se muere. Esto es lo imposible llevado a la risa.

Y es que, siendo católicos de toda la vida, el divorcio está fuera de toda cuestión. A Joey se le golpea, se le envenena y se le dispara y no se muere. Será que Dios anda también metido en el intento. Y que perdona las infidelidades y mamarrachadas de Joey. Uno ya llega a dudar porque, de lleno en el delito, es que no hay por donde cogerlo. Es hora de echar unas risas inteligentes con una serie de personajes bastante incompetentes. En la vida, en la muerte, en el trabajo y en el asesinato. Y vayan preparando un buen plato de spaghetti con salsa boloñesa. El rojo va a estar, pero no se le espera en un rato y hay un crimen que consumar. Maldito Joey. Te amaremos hasta que te maten.

5 comentarios:

dexterzgz dijo...

Una comedia más que aceptable de un Kasdan en su mejor época. Hay que recordar que está hecha entre dos de sus grandes películas, una que no te gusta mucho ("El turista accidental") y otra que nos gusta mucho a todos ("Grand Canyon"). Durante esa época, Kasdan se propuso tocar todos los géneros, thriller, western, comedia, y todos los tocó bien. También era un gran director de actores como demuestra en muchas de sus películas, la mayoría de ellas corales (como "Reencuentro", "Silverado", la propia "Gran Canyon" o la que comentas hoy) y su buen tino para la comedia. Esta en efecto es mucho más alocada (no fue bien recibida por la crítica)frente a la más medida y elegante "French Kiss", en la órbita del mejor Lubtisch esta última.

Abrazos Quatro Stazzioni

carpet_wally@gmail.com dijo...

Yo también creo que es una muy buena comedía, muy loca pero a la vez muy contenida, no llega nunca al desfase por mucho que el devenir de la historia lo proponga.

"French Kiss" me gusta mucho y creo que lo peor es, fíjate tu, Meg Ryan, muy por debajo de Kline pese a que en ese momento era el paradigma de interprete de comedia americana.

Lo que pasa es que lo de Kline es de otra galaxia, siempre está bien (para mi, el mejor con diferencia de "Silverado" junto a Brian Dennehy), pero en la comedia es magnífico. Burlón e histriónico, pero siempre controlado. Quizá con Jamie Lee Curtis, otra que está magnífica en comedia aunque naciera como reina del grito, la cosa hubiese funcionado mejor...aunque pensándolo bien, nadie se hubiese creído a Jamie Lee como novia simplona en busca de Timothy Hutton.

Y lo más curioso de "Te amaré hasta que te mate" es que está basada en una historia real...Bueno un caso real, no creo que fuera literal, claro. Y en algún momento parece estar en la línea de Crichton aunque menos british.

Abrazos mezclando espagueti con analgésicos

César Bardés dijo...

Bueno, creo que ambos habéis definido muy bien el estilo de Kline, que creo que, por otra parte, ha sido único en la comedia y en el drama. Un tío que ha sabido combinar la elegancia y el gamberrismo sin llegar nunca al desquicie ni a pasarse de rosca, cosa que no es nada fácil. En general, el cine de Kasdan ha sido de muy alto nivel salvo algún que otro tropiezo. No sé valorar muy bien "El turista accidental" que sí creo que tiene muchas virtudes, pero no acabo de entrar en su trama y, desde luego, "El cazador de sueños", con un material de partida de lo más atrayente, no supo darle el tono necesario. Sin embargo, estoy de acuerdo, Carpet, qué bueno era Kline en "Silverado" (que me parece siempre una excelente película a pesar de que gran parte de la crítica la puso de vuelta y media) y, por supuesto, "Grand Canyon" y "Fuego en el cuerpo" y la estupendísima "Reencuentro". En cuanto a "French Kiss", el show, verdaderamente, lo tiene Kline. Meg Ryan intenta poner sus caras y acaba por hacerse bastante pesada. Yo creo que Jamie Lee Curtis sí que le hubiera dado su punto al papel. Y, desde luego, de acuerdo con Dex en ese "toque Lubitsch" que tiene la película
Muy, muy bien traída la referencia a Crichton e, incluso, a las comedias de la Ealing con respecto a "Te amaré hasta que te mate" (creo que en eso no es casualidad que esté por ahí Joan Plowright). La aparición fulgurante de William Hurt y Keanu Reeves me parece sencillamente magistral y no puedo dejar de reírme cada vez que veo la película. Ojalá Kasdan volviera por sus fueros. Ah, y no nos olvidemos de la maravillosa "Mumford", que, de forma muy humilde, llevó a cabo una historia tremendamente buena.
Abrazos con la almohada ensangrentada.

Tita dijo...

Una de mis tragicomedias favorita, aunque no sea ahora capaz de nombrar otra del mismo género. En todo caso contenida como mencionáis, será por lo humana: no es tan fácil matar a quien quieres, aunque sea por encargo. Con esos asesinos noveles a sueldo, que llegan en taxi. Y es que además Joey, es invencible! Un superhombre que trabaja 200 horas al mismo ritmo siempre, en el restaurante, como casero además de ser amante y marido cumplidor, padre devoto y comedor insaciable, alcanzando a todo sin despeinarse. Hacían falta más que un par de balas y un tubo de somníferos para matarlo.

Es redonda.

César Bardés dijo...

Pues es difícil, porque es una comedia que se sale de todos los cánones. Hay una comedia de Jacques Tourneur que no se parece en nada estilísticamente a esta porque su afán es homenajear al cine de terror con un buen montón de figuras del género, pero que tiene una premisa muy parecida y un desarrollo similar y es "La comedia de los terrores", con Vincent Price, Peter Lorre, Boris Karloff y Basil Rathbone. Siempre la recomiendo en versión original porque es un parto ese "What place is this?" que dice Rathbone cada vez que resucita. En cualquier caso, ya digo, estilísticamente es muy diferente a ésta y hay que afinar mucho para encontrarle el parecido.
Gracias por esas palabras de entusiasmo hacia una comedia que tanto nos hace reír (yo siempre me parto con la escena de William Hurt y Keanu Reeves al lado de la cama de Joey).
Saludos.