viernes, 14 de enero de 2022

SIDNEY POITIER: EL PREJUICIO POR LOS AIRES

 

Sidney Poitier era todo un héroe en Hollywood. Poco a poco, como el viento desgastando las rocas, ha ido limando los prejuicios que la industria tenía contra los actores de color. Con él, no estuvieron sólo limitados a hacer papeles de comparsa más o menos pintorescos, dejando de tener el típico acento criollo y dando vida a una buena cantidad de personajes en los cuales, si bien el color de su piel no dejaba de tener importancia, se destacaban en su condición de hombres a secas, que desempeñaban trabajos hasta ese momento reservados únicamente a los blancos y cobrando, no sólo protagonismo, sino también manteniéndose como tal al paso de los años y siendo el primer actor de raza negra en ganar un Oscar en un papel principal.

Evolucionó de interesantes trabajos en su juventud (con tan sólo 26 años ya aparecía en la estupenda Un rayo de luz, de Joseph L. Mankiewicz y, de esta época, se pueden destacar sendos trabajos para Richard Brooks como Semilla de maldad y Sangre sobre la tierra, así como Donde la ciudad termina, de Martin Ritt) hacia papeles adultos de admirable eficacia cuyo punto de partida podría ser Fugitivos, de Stanley Kramer para pasar, luego, a interpretar el principal papel de la ópera negra Porgy y Bess, de Otto Preminger (donde fue doblado en las canciones), el drama jazzístico Un día volveré, de Martin Ritt, haciendo sombra al mismísimo Paul Newman y, por fin, la consagración total con el Oscar al mejor actor con apenas veintinueve años de edad en Los lirios del valle, de Ralph Nelson.

Su carrera, a partir de aquí, prosigue con algún que otro titubeo como, por ejemplo, Los invasores, de Jack Cardiff y algún trabajo realmente sorprendente como la conciencia del capitán de un barco que persigue obsesivamente a un submarino soviético en la excelente Estado de alarma (Incidente en el Bedford), de James Harris.

Quizá la segunda mitad de la década de los sesenta fuera la más brillante de su carrera. Ahí está el taquillazo que supuso Rebelión en las aulas, de James Clavell, versión inconfesa y mucho más blanda de Semilla de maldad y un producto muy propio de la época del swinging London para, luego, pasar al que es, con toda probabilidad, el mejor papel de su carrera: el Inspector Virgil Tibbs de En el calor de la noche, de Norman Jewison, interesantísima película sobre la investigación de un crimen en una típica ciudad racista del sur de los Estados Unidos. Su trabajo dando vida a un hombre que se muestra como mucho más inteligente que cualquiera de los blancos es fascinante (no sólo lo es, sino que se empeña en demostrarlo), con un personaje orgulloso, competente, salvajemente sospechoso por el mero hecho del color de su piel, es uno de los grandes papeles de la Historia del cine. De hecho, podemos quedarnos con ganas de saber de ese cerebral inspector obligado a colaborar con gente que le desprecia y, sabedor de ello, Poitier retomó el personaje en dos ocasiones aunque con resultados algo descoloridos en las secuelas Ahora me llaman señor Tibbs, de Gordon Douglas, y El Inspector Tibbs contra la Organización, de Don Medford, la más inferior de las tres.

La siguiente película a En el calor de la noche fue otra muestra de su enorme talento. Adivina quién viene esta noche, de Stanley Kramer, una película en la que lo fácil sería fomentar la polémica desde su personaje, pero que él convierte, sin apenas esfuerzo, en un hombre tranquilo, seguro de lo que quiere, buen entendedor de los problemas que esperan a su unión con una chica blanca, que se pone literalmente en las manos de los padres de ella (maravillosos Tracy y Hepburn), menos liberales de lo que presumen y que intenta apaciguar los exaltados ánimos de sus propios padres como signo evidente de la esperanza que guarda la nueva generación de jóvenes blancos y de color que deben olvidar sus antiguos prejuicios y radicalismos.

A partir de aquí, su carrera bandeó un tanto de un lado a otro. Pasó del notable melodrama Un hombre para Ivy, de Delbert Mann, donde compartió cartel con la gran dama del jazz Abbey Lincoln, a la olvidable El hombre perdido, de Robert Alan Arthur, un reputado guionista y productor mal pasado a la dirección. Después de intervenir en uno de los mejores documentales que se hayan rodado, King: a filmed record…Montgomery to Memphis, dirigido al alimón por Joseph L. Mankiewicz y Sidney Lumet, prueba suerte en el terreno de la dirección revelándose como un realizador sin demasiado talento, con muy poco interés a pesar de entregarse a esa faceta casi ininterrumpidamente durante nueve años en ocho películas de las que sólo cabe destacar, por decir alguna, el melodrama Un cálido diciembre. Ni siquiera su asociación con Bill Cosby en Dos tramposos con suerte y Traces funcionó y acabó dándose cuenta de que la dirección de películas no era lo suyo.

Entre medias, sólo rodó una película a las órdenes de otro director, La conspiración, de Ralph Nelson, en principio un interesante argumento que le unió a Michael Caine en un relato sobre una huida en medio de la Sudáfrica del apartheid lastrada por una dirección algo endeble que prefiere narrar la aventura en sí misma en lugar de realizar un retrato apasionante de un régimen encerrado en sus prejuicios y totalmente condenable en una época en la que el resto del mundo miraba hacia otro lado.

Después de su segundo matrimonio con la actriz blanca Joanna Shimkus y tener una prolífica descendencia, Sidney Poitier, al final de su carrera, decidió no complicarse demasiado la vida e intervenir en tres películas. Dos de ellas muy intrascendentes e, incluso, mediocres, como Espías sin identidad, de Richard Benjamin, y Dispara a matar, de Roger Spottiswoode, y una con cierta entidad al compartir cartel con un reparto de categoría encabezado por Robert Redford en Sneakers (Los fisgones), de Phil Alden Robinson aunque, aquí, desempeña un papel totalmente secundario.

Aquejado de un cáncer de piel, Poitier se retiró de toda actividad pública en sus últimos años, pero su estela y su escuela han sido ejemplo para actores tan sobresalientes como Denzel Washington (un punto más agresivo que Poitier). En cualquier caso, Sidney Poitier se encargó de dinamitar unos cuantos prejuicios haciendo saltar por los aires algunas cosas que se daban por supuestas, no sólo por la clase de trabajos que se atrevió a realizar, sino también por el éxito al que llegó en su propia vida considerando que fue uno de los mejores actores de su generación. 

12 comentarios:

CARPET_WALLY dijo...

Grande el recuerdo a un grande como Poitier, que lo es por encima de su color. Es una lastima que el rasgo principal de la memoria colectiva sobre él sea el color de su piel y la forma en que abrió camino a otros.

Pero es inevitable, quizá hoy no tenga sentido que se eleve a Denzel, o a Morgan, o Samuel L., o a Halle, o a Viola un escalón más haciendo referencia a su raza, pero en la época de Sidney era así. Efectivamente hizo saltar el prejuicio por los aires.

Pero también habría que reconocer que lo hizo saltar sólo un poco. Poitier consiguió ser protagonista, que su raza no le impidiera encabezar el cartel, pero estamos hablando de los años 60. ¿Cuándo volvió a ocurrir algo similar si exceptuamos la Blaxploitation con Richard Rountree? ¿Quizá primeros ochenta con Eddy Murpohy?. Richard Pryor en los 70 como mucho era un dueto con Gene Wilder.

No sé si tendríamos que esperar a Morgan Freeman en los 90 para incluir a actores negros al nivel de los blancos. Ahora es algo natural ver a Will Smith, Don Cheadle, Forest Whitaker, Dwayne Johnson o a Lupita Nyong´o, Zoe saldana, Octavia Spencer de protagonistas.

Quizá haya mucho que pelear aun y estará bien que se haga, pero ese paso parece que ya no se podrá desandar y Poitier fue el primero que pasó la valla, eso seguro.

Sólo una puntualización, a mi "Dispara a matar" no me parece una película en absoluto mediocre, es un poco ochentera, pero tiene buen ritmo y mezcla con cierta gracia la peli de colegas a la fuerza (Berenger-Poitier) con la intriga sobre la identidad del asesino en el grupo excursionista que guia Kristie Alley.

Abrazos enterrado en la nieve

César Bardés dijo...

Es cierto eso de que lo hizo saltar todo un poco (por mucho que, tal vez, fuera un mucho en la época). En parte por varias razones.
La primera es que era un negro realmente guapo y conseguía el agrado de muchos blancos precisamente por eso.
La segunda es que era un negro que siempre realizaba papeles muy aseados, de negro que está bien situado, que, tal vez, sea un negro que tiene algún problema con los blancos, pero nada del otro jueves porque no los necesita (salvo, quizá, en "Los lirios del valle").
Y es verdad que era un negro que hacía de negro. Es decir, no hacía de negro cualquier papel, no. Era un negro que el guión necesita explícitamente que fuera negro.
Eso molestaba profundamente a toda la comunidad negra. Era "el negro que era como los blancos quería que fuese".
En cuanto a "Dispara a matar", bueno, sí, es un poco ochentera, no está mal como producto de acción y misterio. Es verdad, quizá me he pasado diciendo mediocre y debería haber dicho aceptable. No como "Espías sin identidad" que, directamente,era mala.
Abrazos con una barra de metal.

dexterzgz dijo...

Entiendo que la comunidad negra se cabrease con los papeles de profesional liberado y aburguesado que le tocaban en suerte a Sidney porque de alguna manera no les representaba. Y estamos en una época que la cosa de los derechos civiles estaba empezando a ponerse calentita y gente como las Panteras Negras no estaba tampoco para tonterías. Ahora bien, entiendo también que haya pasado a la historia como un icono de todo aquel movimiento. Dado el poder que siempre a tenido Hollywood para tejer sus relatos a modo de metáforas son películas que parecen retratar bien la sociedad americana de la época. Porque en el fondo son películas incómodas para el modo de pensar imperante en los blancos con respecto a los negros , y que reflejan por ejemplo la hipocresía del matrimonio Tracy - Hepburn en "Adivina quíen viene esta noche", muy progre guays hasta que alguien llega y les toca realmente las narices, o el falso paternalismo de los jefes de Abbey Lincoln hacia ella en "Un hombre para Ivy" o el racismo y los prejuicios de "En el calor de la noche".

Me hace gracia eso que dices de que era un negro que el guión necesita explícitamente que fuera negro. Porque hoy, y por cosas de la maldita cuota, ocurre justo al revés y resulta que nos encontramos un Macbeth con el careto de Denzel Whasington.

Abrazos yendo a cenar

CARPET_WALLY dijo...

Bueno, aun le daría tiempo a estar en una aun peor, "Chacal", ese horror con Willis y Gere que jugaba a ser un remake de la mítica película de Fred Zimmerman.


Abrazos con mira telescópica

César Bardés dijo...

Precisamente, Dex, cuando hice ese comentario estaba pensando en el "Macbeth" de Joel Coen. No sólo Denzel Washington hace del rey escocés, sino que varios personajes negros se encargan de los secundarios. Es verdad, ya habíamos protestado cuando Branagh tuvo el inmenso morro de poner a Washington haciendo de don Pedro de Aragón en "Mucho ruido y pocas nueces", pero, por mucho que nos guste el actor (que tiene recursos para dar y tomar) no deja de chocarte y de hacerte preguntas sobre las cuotas que son innecesarias en determinadas historias. Dentro de poco, qué duda cabe, asistiremos a un Hamlet negro con padres blancos y el que intente invadir Dinamarca sea un Fortinbrás chino. No hace mucho me quejaba que la adaptación que se había hecho de María Estuardo con Saoirse Ronan tenía a un valido de color. Es que, sencillamente, me saca de la historia. Curiosamente, Washington es tan bueno que me hace chocar más con la idea de poner a un negro al frente de "Los siete magníficos" en una época en la que los negros no podían ser jefes de nada antes que ponerle reparos al excepcional trabajo que hace en "Macbeth". "Otelo" sí puede pasar por negro porque para eso era africano y, creo, que no es mal papel. De hecho, entendería que se pusiera reparos a que Orson Welles lo interpretara en pantalla, o Laurence Olivier (que también lo hizo en "Khartum"). Si es que hacemos las cosas mal y ya está.
Yo creo que Poitier fue muy inteligente dando la imagen de un negro acomodado, de un negro que podría vivir perfectamente como un blanco, así se resaltaba la idea de que los blancos más difíciles de convencer eran, precisamente, los que ocupaban esa misma posición. Los ejemplos que citas son bastante preclaros en eso.
Carpet, sí, lo de "El día del chacal" me pareció un auténtico despropósito, es cierto. Eso es aún peor. Es más, me pareció tan, tan, tan mala que llegué a pensar que no era un "remake" de "Chacal", que era otra historia que se inspiraba lejanamente en la historia de "Chacal". Horrorosa.
Abrazos con el rostro tiznado.

CARPET_WALLY dijo...

Se me coló Dex en la respuesta al Lobo, pero aun estando de acuerdo en lo que dice...¿Por qué no un Macbeth negro?. Denzel ya fue Don Pedro , el príncipe de Aragón en "Mucho ruido y pocas nueces". A mi ese tipo de cosas no me molestan.

Me chirría mucho más que conviertan a James Bond en mujer. Hay que recordar que Ismael Merlo fue en su día Bernarda Alba o Blanca Portillo Fray Emilio Bocanegra en "Alatriste", aunque es esos casos el interprete era de sexo contrario al personaje, pero el personaje mantenía su esencia. Lo que van a hacer con el de Ian Fleming puede estar bien, pero nos sonará raro.

Abrazos dando un paso mas en pro de la diversidad

CARPET_WALLY dijo...

Por aquello de tocar un poco las narices. Creo que estamos viendo mal que Denzel haga Macbeth porque sentimos que responde a un tema de corrección política (y es probable que lo sea), pero no tiene mucho sentido que lo hagamos.

Que nos parezca mal que un personaje de una época lo interprete un actor de una raza u otra puede tener sentido si respondemos a la literalidad de la obra y no a su esencia. No puede ser que el teatro de Shakespeare, que es universal, no pueda ser interpretado por todas las razas del mundo y que sólo pueda ser patrimonio de los blancos. Y si fuéramos a la literalidad deberíamos reconocer las quejas de aquellos que dicen que un transexual sólo puede ser interpretado por un transexual, un gay por un gay, o el jorobado de Notredame por un actor con chepa.

Cuando Denzel hizo de Don pedro no fue por darle cuto a la raza sino porque Branagh jugó un poco con el bardo y lo importante era el texto, no la raza. De hecho, si fuera así, deberíamos indignarnos con Charlton Heston porque un yanqui haga de El Cid o que Brando haga de héroe mejicano o, peor aun, de japonés. O Tony Curtis de cosaco y Kirk Douglas de esclavo turco (o tracio, tanto da).

A mi no me molesta si la historia (en minúscula) tiene coherencia y está por encima de la Historia. Es cierto que Denzel de jefe de los 7 magnifico era incoherente con la historia del western...pero en realidad, ¿a quien le importa? ¿De verdad le íbamos a dedicar unos minutos de sentido histórico a lo que cuenta una peli tan mediocre?

Pero si ni siquiera se ha hecho con esa octava maravilla del séptimo arte que es para muchos el "Gladiator" de Scott.

Abrazos abiertos a las adaptaciones


César Bardés dijo...

Cierto, el texto es universal y Coen y Washington se han cubierto bien las espaldas diciendo que es una historia que se podría extrapolar a cualquiera de las jugadas políticas que se hacen hoy en día.
Vamos a ver si me sé explicar. A mí me caen muy bien los actores negros y, de hecho, Denzel es uno de los mejores actores, con independencia del color. Y hace un Macbeth realmente impresionante.
Pero tú, con tus ejemplos, haces trampa. ¿Por qué no lo hacemos al revés? ¿Aceptaríamos como si tal cosa que Jane Darwell hiciera de Mami en "Lo que el viento se llevó"? ¿Tendría el mismo impacto que Bruce Lee hubiera protagonizado "En el calor de la noche"? Mira, se me acaba de ocurrir...estoy pensando que George Clooney hubiera hecho un excelente "Malcolm X"...
Macbeth era escocés del siglo XIII. Welles, en un ejercicio de incomparable inteligencia y con el fin de integrar a varios actores negros en el reparto de su compañía teatral, puso en escena un "Macbeth" vudú, trasladado a Haití. Perfecto y, además, con todo el hechizo de las brujas y demás, no es ninguna tontería. Mira, vamos a hacer algo aún mejor para que las cosas nos cuadran...en lugar de ser "Gladiator" que sea "Gladiatora", así las mujeres tendrán cabida en el circo romano al mismo nivel que los hombres.
Tienes toda la razón con las motivaciones de Branagh con respecto al personaje de don Pedro de Aragón, pero ya en la época chocó...y, es más, era lo primero que te decían. Llegabas tú, lleno de entusiasmo y decías: "¡Qué buena el Mucho ruido y pocas nueces de Branagh eh?!" y el otro, invariablemente, te contestaba: "Sí,con un Pedro de Aragón negro". Luego lo aceptas, por supuesto que lo aceptas. Washington tiene recursos para hacer de Pedro de Aragón, Macbeth, Próspero o incluso al gran jefe del KuKluxKlan. Y lo hace tan bien que acabará por no molestarte, pero te choca.
Mira, también se me acaba de ocurrir. Estaría muy bien que Amon Goeth, comandante del campo de las SS, lo hiciera...yo qué sé, Laurence Fishburne.
Esa es la diferencia con los ejemplos que me pones. Y aún te podría dar la razón con los dos que esgrimes con respecto a Brando porque podría darte las mismas razones que con respecto a Washington. Ambos tienen tantos recursos que Brando podría hacer Porgy and Bess cantando con su voz nasal y Washington podría hacer de Tony en West Side Story porque seguro que también lo hace bien...pero chocaría. Igual que choca que Tony Curtis hiciera de indio en "El sexto héroe", o Rock Hudson que también se paseó como piel roja. Y no es una cuestión de diversidades sino de sentidos comunes.
Abrazos incoloros.

CARPET_WALLY dijo...

Bueno es una forma de verlo, pero no creo que sea correcta. Dices que hago trampa y quizá sea así, pero tus ejemplos son aun más tramposos. Tanto el personaje de Mami, como el de "El calor de la noche" tienen sentido porque son así y eso da sentido a la historia (a su esencia). Incluso hay que recordar que en su momento eran blancos los que se teñían de negro para hacer esos papeles. Lo de Malcom X vale aun menos, es un personaje real...como teóricamente ese gladiador de Scott y que probablemente tenía poco de australiano.

Es cierto lo que decían de la peli de Branagh, pero el comentario sobre Denzel era de una idiocia considerable, es como cuando decías que "Lalaland" era maravillosa y te respondían "es una película muy mala porque la gente no vuela".

A nadie le debería de importar si la raza del actor corresponde con la del personaje si eso no es importante en si mismo. ¿Por qué si la raza y no la procedencia o la similitud física o el idioma?.

¿Hemos de rechazar "Alatriste" porque a Bocanegra lo interprete una mujer?

¿Hemos de pensar que en un teatro en Zambia no se puede representar el Don Juan porque no lo interpreta un blanco ni a Doña Inés una mujer blanca (incluso deberíamos comprobar si era doncella)?

Nos chocan cosas, pero no deberían. A mi lo que me choca y me molesta es Eddie Redmaine pidiendo disculpas por hacer "La chica danesa" porque ese personaje debió hacerlo un transexual. Debería pedirlas por hacer de Stephen Hawking quitándole el trabajo a alguien con ELA avanzado.

Y no, la historia de Schindler no se podría contar con Fishburne de jefe de campo de concentración nazi, pero no nos dolió que Ben Kingsley (que creo que no es judio, sino de ascendencia árabe hindú) interpretara a Itzakh Stein. es cierto, no hiubiera tenido sentido un actor negro en ese contexto, porque la hsitoia ( la esencia) impone que no sea así, es una recreación histórica. Con "Macbeth" lo que importa no es su procedencia, como no lo es en Hamlet, por mucho que se hable de Dinamarca nadie exige que el interprete sea danés. Al bardo le importaba el texto no la literalidad, ni la ambientación histórica.

Pero si hemos admitido "Ran" que es un "Rey Lear" en japonés, o "El rey Leon" que es un "Hamlet" selvático. ¿Valen porque les hemos cambiado el nombre? Entonces hay que decir que son "Los cantantes miserables" cuando hagamos el musical porque Victor Hugo no puso a Jabert dando el do de pecho.

Los clásicos son para interpretarlos, en versión literal o no, hay que aprender de lo que nos cuentan y no ponerle pegas a como se nos cuenta. No he visto el Matcbeth de Coen, pero estoy seguro de que será bueno o será malo independientemente de la raza del protagonista. Y si me choca, me chocará, pero no invalidará la propuesta. También me choca ver a Charlize Theron fea Y e puede chocar mucho ver a Anthony Quinn de esquimal y "Los dientes del diablo" me parece una estupenda película.

Abrazos universales

César Bardés dijo...

Ahí vamos llegando a algún sitio, a si el casting es apropiado o no en concordancia con la historia. Por supuesto que también me choca (y mucho) que el cine haya llegado al absurdo de poner a blancos para hacer de negros (por mucho que Al Jolson basara su éxito en eso). Y me aduces que los ejemplos de "Malcolm X" y "Gladiator" no valen porque son personajes históricos. Igual que "Macbeth" y don Pedro de Aragón que también son históricos por mucho que los haya ficcionalizado para teatro el bardo inmortal. Por cierto, "Shakespeare in love" también podría haberlo interpretado Chiwetel Ejiofor...
Estoy de acuerdo con lo que dices de Eddie Redmayne. El chico no es muy inteligente, qué se le va a hacer. Eso sí que es de una idiocia considerable.
El personaje de Bocanegra tiene sentido, como innovación directorial, al igual que "Mucho ruido y pocas nueces", de Branagh. Y también tiene sentido para darle un aire degenerado, mucho más cercano al vicio sexual depravado (que se podría calificar así por la época en la que tiene lugar la acción).
Me descartas a Kingsley porque...es árabe-hindú...chico, los árabes tienen poco, muy poco de diferentes a los judíos. No creo que sea aceptable ese razonamiento. Entre otras cosas porque el individuo tiene cara de judío. Ahora bien, siempre se podría haber hecho que ese papel lo interpretara Hardy Kruger, con su pelo rubio y su rostro nada ario.
Con lo de "Ran" o "El rey león" (que no sólo es "Hamlet") tampoco estoy de acuerdo. Acepto versiones de los clásicos en el ambiente que se quiere siempre que tenga algo de sentido. No es normal hacer un "Hamlet" en Ruanda, sí es normal trasladar a "Hamlet", por ejemplo, a Irlanda, si obviamos el tema danés. Y no, no necesito a un actor danés que me haga de Hamlet, necesito a un actor que haga que me crea que es danés. Y, a lo mejor, Washington sí lo consigue porque es un actor como la copa de un pino y no me importa tanto, pero si me pones a Viola Davis para hacer "Fedra", lo mismo no me queda tan bien.
Es una simple cuestión de "casting" adecuado. Así, creo yo, no es como se consigue la igualdad en papeles y demás. No quiero ni pensar lo que diría la comunidad negra si alguien se atreviera a hacer "El blues de Beale Street", una obra venerada por la gente de color, con Tom Cruise de protagonista.
Abrazos siderales.

CARPET_WALLY dijo...

Bueno, creo que no llegaremos a un acuerdo, porque no me estoy explicando nada bien.

En el fondo creo que si coincidiríamos si esto lo hablásemos en una mesa con unas cervezas delante, pero por escrito a veces no es fácil.

Si el virus lo permite nos traeremos a Dex un día y lo debatiremos cordialmente en su presencia.

Abrazos literales

César Bardés dijo...

Pues estoy seguro de que sí. Y también estoy seguro de que, en el fondo, no diferimos tanto. Yo creo que sé lo que quieres y creo que tú sabes lo que yo quiero decir.
Quedamos en esas cervezas con el maño delante. Será un placer.
Abrazos como mazos.