jueves, 6 de junio de 2019

ROCKETMAN (2019), de Dexter Fletcher



El éxito es una bestia muy difícil de asimilar, pero, también, es una máscara perfecta para esconder todas las carencias del ídolo adorado. Detrás de cada nota, siempre hay una historia que contar. En las huellas del pentagrama hay sufrimiento, dolor, búsqueda, alegría, contagio, entusiasmo, tristeza y amargura. Y los vítores y los aplausos suenan con tanta fuerza que, a menudo, no se puede mirar en el interior porque se abren unos barrancos tan abismales que sólo producen pánico y es mejor quedarse en la superficie, recibiendo honores y viviendo la falsa vida de las luces, de las indumentarias extravagantes y de los acordes imposibles que preludian una nueva melodía que nunca llegará a tocarse.
Elton John vivió todo ello y mucho más y no cabe duda de que, en sus canciones, también está el disfraz. Su utilización del piano como un instrumento tan melódico como percusor, coqueteando con el buen gusto que siempre le faltaba en su vestuario, abría agrios interrogantes sobre su condición sexual, su genio incompleto, su estilo inmediato y reconocible y su tendencia al exceso. Todo ello olvidando que, detrás de esa puesta en escena, había un hombre que sufría porque no conseguía ser realmente amado. Y ahí es donde se descarnaban profundas cicatrices ocultas por las plumas sobre el teclado, por las letras extraordinariamente sensibles que escribía para él Bernie Taupin y por la dispersa personalidad de alguien que alcanzó el reconocimiento porque, sencillamente, era su trayectoria natural.
La opulencia suele tragar cualquier consideración sentimental y comienza a confundirse el amor con el sexo vicioso, la estima con la presunción, la creación con la mediocridad. No todo lo que hace un ídolo de masas es irreprochable, ni siquiera en su propio terreno. También hay que reconocer el momento en que no se ha dado todo, se ha recibido muy poco y el tupido entramado de intereses que se teje alrededor de cualquier celebridad. Y hay demasiado ruido, demasiado desamor, demasiadas preguntas al final de un vaso vacío y la seguridad de que probar las distintas opciones no tiene por qué conducir a la felicidad.
No cabe duda de que el trabajo de Taron Egerton para encarnar al cantante es esforzado, tanto en el terreno vocal como en el físico, adecuando, sobre todo, la peculiar tendencia de Elton John a ganarse unos kilos de más. Egerton consigue ser tierno y digno de compasión, cruel y gastado, en permanente búsqueda, en eterno fracaso personal que sólo se supera con el equilibrio. En la dirección, Dexter Fletcher, el hombre que sustituyó a Bryan Singer cuando éste fue fulminantemente despedido en medio del rodaje de Bohemian Rhapsody, combina alguna que otra escena mediocre con cierto regusto por el videoclip y, también, algún pasaje memorable como ese plano-secuencia que construye con la excusa de la canción Saturday Night´s Alright. El resultado es una película irregular que, al menos, funciona como musical. Y el público, inevitablemente, acaba acompañando con el pie todas y cada una de las canciones, algunas con nuevos y muy meritorios arreglos, para, de alguna manera, también ser parte del espectáculo.
Y es que hay que reconocer que escuchar la música de Elton John no ha dejado de ser un privilegio para muchas generaciones de entusiastas del pop. Por su sonido inconfundible, por sus letras y porque, esperando que no te moleste que lo ponga por escrito…qué maravilloso es el mundo si tú estás en él. 

4 comentarios:

dexterzgz dijo...

La pregunta del millón es si "Rocketman" es mejor que "Bohemian Rhapsody" y la respuesta es un SÍ rotundo. Habría que empezar diciendo que lo de Mercury un biopic (que en mi opinión se veía a sí mismo demasiado serio) mientras que esto es un musical con todas las de la ley. Probablemente cuando llegó a "Bohemian Rhapsdoy" se encontrara un proyecto y un guión muy cerrado y tuvo que lidiar con lo que había. Es lo que explica que la película ahora estrenada sea más parecido a lo que hizo Fletcher con The Proclaimers en "Amanece en Edimburgo" que sin ser la bomba y dentro de un registro también comercial tenía su gracia.

Con todo la peli es un tanto irregular. Que el propio Elton John haya estado detrás del proyecto dice mucho sobre la honestidad de muchas cosas que se cuentan y sobre las que la peli de Freddie por ejemplo pasaba de puntillas. Claro que no deja de tener el tono hagiográfico de este tipo de películas. En cuanto a los números musicales, el flashmob de "Saturday night" es realmente espectacular pues además al ser el primero te sorprende. Taron Egerton lo hace francamente bien, lo suyo es más interpretación y menos imitación que lo de Malek. Su voz da el pego, aunque no llega a reproducir el falsete de Elton, pero Fletcher tiene recursos para disimularlo (en la escena del "Cocodrile rock" se nota).

Echo de menos más Bernie Taupin sobre todo porque nos hubiese permitido disfrutar de más minutos de Jamie Bell que está magnífico.

Abrazos con gafas

César Bardés dijo...

Básicamente de acuerdo contigo. Sí, quizá sea mejor película (no espectáculo) porque funciona muy bien como película musical, ahora bien, sin llegar a ser el colmo. Ya digo en el artículo que hay alguna escena videoclipera (recurso que es válido, pero es que Fletcher lo utiliza hasta tres veces) que "abarata" la película y que, desde luego, es bastante irregular.
Estoy totalmente de acuerdo en que es mucho más honesta (se ocupa de las miserias de Elton con más sinceridad y desparpajo que en la de Freddie) y totalmente de acuerdo en que Bernie Taupin se hubiera merecido más. Me temo que Fletcher se dio cuenta de lo bueno que era Jamie Bell y que no le dio más cancha para no robar protagonismo al auténtico protagonista de la historia (esto es sólo una elucubración que puede ser verdad o no).
En todo caso, entretiene, no está mal, disfrutas con la música y con los números estrictamente musicales y tiene una rara virtud. Disfrutas también mucho de ese actorcillo que incorpora a Elton de niño y que da totalmente el pego con alguna secuencia que llega a ser brillante.
Abrazos con plumas.

Chusdeleon dijo...

Saludos desde el piano.

Coincido plenamente en la irregularidad de la cinta asi como en lo largo de su metraje. La peli está birn porque entretiene, por lo interesante del personaje y por las buenas interpretaciones que hay. La parte musical me parece en general bien tejida, entretenida y con bastante ritmo (salvo algun momento puntual).

Hay algunos momentos muy artificiosos y videocliperos, me acordé de Dany Boyle en algunos pasajes, pero le reconozco creatividad en como hila varios saltos temporales sin cambiar de escena y decorados.

En general me gustó, aunque esperaba mas.

Abrazos en fiestón de una piscina

César Bardés dijo...

Pues estamos muy de acuerdo, Chus (aparte de que siempre es un placer saber de ti y de cómo te mueves entre el cine). Efectivamente, la película es algo irregular y los momentos videocliperos cantan (nunca mejor dicho) bastante. Está muy bien vista esa comparación con Danny Boyle y en destacar las transiciones de la historia, que están muy bien llevadas. E incluso la introducción de algunas canciones es muy buena (caso de "Your song", por ejemplo). También hay que destacar el trabajo de Egerton que actúa más e imita menos (y todo eso con el añadido de que no intenta imitar demasiado la voz de Elton) y de Jamie Bell que, creo, transmite mucho de los sentimientos que siente el propio público al ver el abismo hacia el que se precipita el protagonista.
Sí, era una película de la que se podía esperar más. Ahora bien, tal y como van ahora a saco con el tema de los "biopics" de cantantes ya verás cómo no va a ser la peor ni mucho menos.
Abrazos enormes en terapia de grupo.