lunes, 10 de octubre de 2022

OPEN RANGE (2003), de Kevin Costner

 

Olvidar mirando hacia adelante. Quizá eso es lo que quieren estos personajes que se mueven en un horizonte nublado de sol brillante. Desean recobrar algo tan básico como la esperanza. Charlie Waite sólo anhela que desaparezcan de su memoria los agujeros de bala que tuvo que abrir en otra vida, en otro tiempo. El jefe Spearman quiere seguir con su negocio de ganadería. Es pequeño, casi insignificante. Sólo se permite un viaje al año con sus reses para venderlas al mejor precio posible, pero es su vida porque él es un vaquero de pies a cabeza. Algo caprichoso con el dulce, pero enamorado del aire libre y del viento entre la maleza. Sue Barlow se está marchitando allí, en aquella casa bonita, de bonito jardín, ayudando a su hermano con los pacientes, pero sin futuro. Sólo ver pasar los días sin compañía. Sólo convertirse en una mujer más dedicada a hacer la casa, poner vendas, preparar un café y no recibir visitas. Todos esos personajes tendrán que converger de la forma más extraña a través de un duelo en el que morirán muchos y nacerán nuevos días.

Con estos personajes atormentados y con una venganza muy pensada, Kevin Costner realiza una hermosa película, con secuencias realmente buenas tanto en el plano de la acción como con el meramente intimista. Coloca todo el pasado de esos caracteres a los que él mismo admira como si fueran nubes perennes que no dejan pasar al sol en su plenitud porque la frustración está ahí, presidiendo sus vidas y ahogando sus noches. Sólo el jefe Spearman (delicada y maravillosamente interpretado por Robert Duvall) parece estar tranquilo en el fondo de su meditada sabiduría ganada con la experiencia. Todos buscan algo, pierden algo e intentan recuperar algo. Y deberán hacerlo a sangre y fuego porque en las tierras inhóspitas de pasto libre, no hay ley, ni solidaridad. Sólo el egoísmo de una época fría, que da la razón al que habla más fuerte a través de los cañones de los revólveres.

Al lado de Costner y Duvall, Annette Bening compone un personaje que, a pesar de estar trazado como una solterona amargada, destaca por su fuerza, su coraje. Una de esas valentías que sólo una mujer puede tener, sobreponiéndose a todo e, incluso, al pasado del hombre al que empieza a amar. Sabe que tendrá que curar muchas heridas y siempre se quedará con la duda de si volverá de su próximo viaje, pero ella es tan fuerte que no se arredra ante nada. Y mucho menos ante algo tan necesario como es el amor.

Los estampidos de los disparos resonarán por la calle del pueblo con unos cuantos tiroteos que serán mucho más breves de lo esperado. Al fin y al cabo, es mejor matar rápido y morir cuanto antes. Lo que sea con tal de acabar con el imperio de un cacique que no tiene piedad y que aplica su propia ley a la menor oportunidad. Disparar no es nada especial. Saber cuándo hacerlo, sí. Y Kevin Costner demostró, una vez más, tal vez la última, que con esta película sabía qué hacer con una cámara y cómo contar una historia.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Creo que es uno de los duelos finales más maravillosos de la historia del cine. Triste, vulgar, sin alardes, seco, sin coreográfica (quizá sin música o no la recuerdo), sin mítica...quizá lo más cerca de la realidad que se puede estar .

Solo por eso merece la pena ver el film...pero está todo lo demás que comenta el Lobo y eso la hace una peli muy grande en un paquete que parece pequeño.

Abrazos sin remedio

Anónimo dijo...

Era yo, Carpet, que se me fue el dedo a destiempo.

Quería comentar una cosita más. Es curioso que entre los western más interesantes rodados en los últimos tiempos, se encuentre está y "Apaloosa" dirigidas ambas por actores.

Abrazos a caballo

César Bardés dijo...

Ese duelo final es, sobre todo, sorprendente, porque crees que va a ser un duelo final típico de las películas del Oeste y es seco, rápido, un aquí te pillo, aquí te mato con olor a barro. Me pareció una idea espectacular para un western que es intimista, muy alejado de efectismos y con un argumento que me pareció una barbaridad.
Gracias,como siempre por tus palabras. Es verdad, es una película muy grande en un paquete que parece pequeño.
Interesante lo que comentas sobre los westerns rodados últimamente. Sí, parece que esos actores se han criado viendo a los auténticos vaqueros de los años cincuenta y sesenta que, creo, es cuando mejores westerns se han hecho (si exceptuamos a Ford).
Abrazos cuidando las reses.