El amor no tiene edad.
Puede ocurrir así, de repente, sin previo aviso, en la plaza más emblemática de
Paris, esa ciudad sin edad, y en el interior del hotel más lujoso de la pasión.
Puede cazar al típico hombre de negocios que ha dedicado toda su vida a
embaucar a las pobres chicas que quedaban deslumbradas con su clase y con su
distinción y, por supuesto, por los músicos de raíz zíngara que tocan y tocan
cada noche en el salón de su suite. Y mira, por aquellas casualidades de la
vida, resulta que le da por conquistar a una chica que estudia música con su
contrabajo a cuestas (todo el mundo sabe que la música cuesta su contrabajo) y,
además, para más sarcasmo, es la hija de un detective que ha espiado sin ningún
escrúpulo al tranquilo hombre de negocios americano en París. Inaudito. Una
merienda en el campo. Y los músicos por la noche. Una estación de tren. Y los
músicos por la noche. Y una pregunta que flota en el ambiente durante todo el
tiempo. ¿Cómo lo haría Lubitsch?
A eso se aplicó Billy
Wilder al dirigir esta película. Quiso hacer una película de Lubitsch sin que
dejase de ser una película de Billy Wilder. Y le salió una película mucho más
de Lubitsch, claro. Aunque tenga sus defectos, como esa evidente diferencia de
edad entre Gary Cooper y Audrey Hepburn que canta más que los músicos zíngaros
por la noche. No en vano él tenía más del doble de años. Lo curioso es que
Billy Wilder le había ofrecido primero el papel a Cary Grant y rehusó
interpretarlo precisamente por esa razón y, cuatro años después, como se quedó
con las ganas de trabajar con Audrey, aceptó ser su pareja en Charada. ¿Saben cuál es la diferencia?
Es que Grant hace que no se note. Y Cooper se ve irremediablemente mayor. Por
supuesto, Audrey pone encanto e ingenuidad porque cree que el amor es único, es
esplendoroso, es pura pasión, es como música por la noche y no alberga maldad
alguna en sus pensamientos. Sin embargo, su padre, el inefable Maurice
Chevalier, ha metido demasiadas veces el ojo por la cerradura de la
indiscreción y sabe que el amor, en realidad, es algo díscolo. Se va igual que
viene, dejando tanta decepción en su salida como torbellino en su entrada. Es
voluble, puede manipularse, se compra y se vende y, muy a menudo, es
tremendamente caprichoso. No obstante ella, siempre ella, cabalga a lomos de su
contrabajo para demostrar que no es verdad, que aún hay sentimientos puros y
que el amor es el más puro de los sentimientos. Música de noche en el corazón
cazador.
A veces sólo vale aprender cayendo en los errores. A veces hay que darse cuenta, entregarse y aún así, guardar la experiencia. A veces el amor triunfa aunque siempre quede, de alguna manera, la sospecha de que no es así. Eso lo aclarará la propia vía del tren, con su camino y sus bifurcaciones. Mientras tanto, un hombre seguirá acumulando evidencias mirando por el ojo de la cerradura, otro tratará de vivir un amor que, a lo mejor, no tiene demasiado recorrido y una chica encantadora intentará probar la felicidad porque cree que el amor es tan sólido como una nota musical mantenida en el aire. Y puede que la música sea ya para todo el día.
2 comentarios:
Nunca me ha chirriado la diferencia de edad entre Cooper y Hepburn, la verdad. Leo que justo le doblaba la edad en el rodaje (ella 28 y él 56). Holden y Swanson se llevaban 18 cuando hicieron "Sunset boulevard" y creo que fue Montgomery Clift quien rechazó el papel porque no quería que lo relacionasen con una mujer tan mayor y además interpretando prácticamente a un gigoló. De todas formas, a lo mejor es cuestión de perspectiva y en aquellos tiempo estaba peor visto. Pienso por ejemplo en que los 22 años de diferencia entre Enma Stone y Mark Ruffalo que casi no se notan en "Pobres criaturas" (uy, perdón).
En cualquier caso, "Ariane" es un título menor en la filmografía de Wilder, pero cualquiera se daría con un canto en los dientes por tener un título así en su filmografía.
Abrazos fascinados
A ver, no me hagas trampas con "Pobres criaturas". Me dirás que la cosa sería muy diferente si en lugar de Mark Ruffalo ponemos a Bruce Dern con todas y cada una de sus canas. No es un ejemplo válido.
Lo de Cooper y Hepburn no es que lo diga yo, sino que lo decía el mismo Billy Wilder y sólo tienes que volver a ver la película y fijarte en el modo en el que Wilder coge a Cooper en cámara. Está siempre en sombras, con planos poco claros, muy envuelto en un tramposo halo de misterio, a contra luz, o, siendo generoso, de lejos. Wilder decía que hizo la película porque tuvo muchas ganas de copiar con cierto descaro a Lubitsch y que Grant hubiera estado perfecto en el papel, pero que Cooper ya estaba un poco "yayo" para la vaina y que se puso de acuerdo con el director de fotografía para que se le pillara así dentro de plano.
En lo de Holden y Swanson...muchacho...¿otra trampa? No tiene sentido la película si no hay esa diferencia de edad. De todas formas, Wilder salió ganando con el cambio con todos mis respetos hacia Montgomery Clift (en ese momento, por cierto, Clift estaba liado con una mujer mayor que él). Clift era demasiado guapo y no es que Holden fuera feo, ni mucho menos, pero sí podría dar el aire de estar más necesitado en cualquier caso.
En lo del título menor...pues sí...ya quisiera cualquiera haber hecho una película como "Ariane". Me río de los expertos de imdb que dicen que es "demasiado larga".
Abrazos a contrabajo.
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