Recibir un Oscar no es
algo que una actriz haga todos los días. Más aún cuando la madurez llama
peligrosamente a su puerta y debe viajar con su marido para que se convierta en
su paño de lágrimas justo antes de la ceremonia de entrega. ¿Ganará? ¿No
ganará? La ansiedad por el resultado unida al climaterio resulta insoportable.
Mientras tanto, el marido, que sólo lo es de título, asistirá a los imposibles
cambios de carácter, a sus idas y venidas, a su irritante vanidad y a su falsa
modestia. No, no es fácil ser el marido de una estrella…incluso cuando lo que
de verdad cuenta no es el sexo femenino.
Dos eminentes médicos
de color deciden coger unas vacaciones con sus encantadoras esposas. Lo único
que no entra en los planes es el maldito coche. Se rompe. Se arregla. Se tiene
un accidente. Las vacaciones al traste. Y Los Ángeles al cuerno. La culpa es
del otro sin ninguna duda. Venirse hasta aquí para quedarse en la carretera.
Más valdría no haber salido del consultorio, diablos.
Uno de los mayores
temores de las parejas rotas es volver a encontrarse con la persona a la que se
amó y con la que se convivió durante mucho tiempo. Pero eso también ocurre en
la Suite de un hotel californiano. El peligro está en esas ascuas que pueden
quedar debajo del olvido y que corren el riesgo de avivarse con un gesto, con
una palabra, con una frase mal (o bien) dicha. Nueve años sin verse es mucho,
pero quizá sólo sea un paréntesis fácilmente eliminable en la memoria de la
pasión.
La ceremonia de entrada
en la edad adulta en la tradición judía es una cosa muy seria. Se llama bar mitzvah y es una gran celebración
para toda la familia. Y lo que va a ser una celebración es el hecho de no
viajar nunca con la propia esposa. Mejor yo cojo un avión, y tú coges otro al
día siguiente. Así tengo veinticuatro horas libres y van a ser de muerte.
Aunque no lo creas.
Y esto es una comedia
de episodios de Neil Simon. En el reparto tenemos a Michael Caine, Maggie Smith
(galardonada con un Oscar a la mejor actriz secundaria por ese papel de
estrella de cine al borde de un ataque de nervios), Jane Fonda, Alan Alda, Bill
Cosby, Richard Pryor, Walter Matthau y Elaine May. Algunos de los capítulos
sólo arrancan una sonrisa. Otros, la carcajada. Y, en el fondo, son todos ellos
un perfecto mosaico de lo infelices que somos y de cómo se buscan consuelos
donde no los hay. La falsedad, el engaño, la ira, la nostalgia, el día, la
larga, larguísima noche…hay más talento en unas historias que en otras
(especialmente las de Michael Caine y Maggie Smith y la tronchante de Walter
Matthau con Elaine May), pero hay que reconocer que tanta ironía, tanto buen
humor con carga de profundidad es difícil de encontrar en la habitación de
cualquier hotel. No dejen de reservar una suite. Merece mucho la pena pasar un
buen rato con toda esta gente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario