jueves, 26 de enero de 2023

BABYLON (2022), de Damian Chazelle

 

En el Hollywood desenfrenado de los años veinte proliferaron orgías casi imposibles de imaginar, drogas que se esparcían por cualquier mansión de cierta alcurnia, oportunidades que pasaban volando y que alguno agarraba y, también, declives imparables que terminaban tristemente en la soledad de unos azulejos blancos. Babilonia revisitada en una bacanal en la que se juntaba la ambición, el sexo, la depravación, el vicio, la mentira, la más cruel de las verdades y el asesinato bajo el móvil del desquicie. El cine estaba encontrando su lenguaje mientras las personas que lo hacían caminaban inexorablemente hacia la consumición y los más bajos instintos.

En medio de toda esa fiesta salvaje, es reconocible el error de Roscoe Fatty Arbuckle, o la irrupción de Irving Thalberg dentro del elenco de reconocidos productores con visión de futuro, o la referencia casi continua a Cantando bajo la lluvia como la película que mejor ha reflejado el traumático tránsito del mudo al sonoro en esa tierra prometida de leche y miel. Mientras tanto, un actor que ha tenido grandes éxitos se va hundiendo como si fuera una balsa pinchada en un lago, una chica sin formación y sin demasiado seso demuestra que ha nacido para ser actriz, un mexicano observa y se emplea a fondo para que el sueño se haga realidad y las películas cambian bajo la mirada de directores como Erich Von Stroheim mientras es necesario un descenso real hacia los infiernos para que la huida tome forma y el sueño se evapore.

Lo malo de todo esto es que el director Damian Chazelle ha creído que estaba haciendo una genialidad con este retrato pasado de rosca del Hollywood más frívolo y no es más que un intento chabacano de contar algo parecido a lo que ya hizo hace pocos años The artist, de Michael Hazanavicius de manera mucho más elegante y mucho menos evidente. Chazelle cuenta con un buen reparto en el que destaca, por encima de todos, esa aspirante a actriz que encarna Margot Robbie con fuerza, con empuje y con desvarío casi continuo mientras Brad Pitt se muestra discreto en el intento de emular a un actor que recuerda vagamente a John Barrymore. El resto es como si a Chazelle le importara menos contar la historia que mostrar el fresco desquiciado de aquellos años de fiestas locas sin freno, de sexo desinhibido, de alcohol de quemar y de todos los intentos por superar los complejos de un arte que aún estaba dando sus primeros pasos y ya quería compararse con el teatro y ganar prestigio a marchas forzadas.

Con el Hollywood Babylon, de Kenneth Anger en la memoria, con el inefable recuerdo del elefante de David Wark Griffith en Intolerancia, con William Randolph Hearst y Marion Davies celebrando estiradas recepciones multitudinarias y con el error evidente por parte de Chazelle de utilizar la banda sonora de su amigo Justin Hurwitz, cuyas canciones ya empiezan a ser demasiado iguales, antes que salpicar toda la historia del jazz de una época que destacó por su creatividad, caminamos hacia las trampas de los actores para ganar notoriedad, hacia las ansiedades de los productores para rentabilizar lo antes posible sus millonarias inversiones, hacia la carencia de materiales, hacia los excesos impensables de un buen puñado de personas que no sabía qué hacer con la fama. Babylon no es más que una historia deslavazada que insiste en las obsesiones de Chazelle sobre lo que podría haber sido y no fue y que, sin embargo, aún tuvo la suficiente fuerza como para hacer que la realidad se convirtiera en el más ideal de los sueños. No es una gran película. Lo malo es que lo pretende.

3 comentarios:

dexterzgz dijo...

No es una gran película. Lo malo es que lo pretende. Ahí has estado sembrado, Bardés, y además te doy parte de razón. Tampoco me parece una propuesta desechable de todo, aunque un hándicap, quizá el mayor que tiene es que es muy larga. Y Chazelle yo creo que quiere dar una imagen mucho menos elegante y más macarra que "The artist", quiere trasladarnos al espíritu de los años 20, que no en vano fueron los locos años 20. Es una orgía de imágenes, y... bueno, una orgía directamente. Por momentos, parece una película de Baz Lhurman, aunque no le quedan también los desfases y la adrenalina como al australiano. En fin, que es una película a la que se le podía haber sacado mucho más partido aún jugando la carta del desenfreno. La Robbie está brillante, Brad Pitt pasa por ahí y el mexicano, bueno comenta que nace en Madrid, pero luego dice "pinche" y "chingada". Y ese final entre "La la land" y "Cinema paradiso" muy justito por evidente y obvio. Y desconcertante (¿qué pintan ahí Godard o Kubrick?).

Abrazos desde el set de rodaje

César Bardés dijo...

No es desechable del todo, pero en ningún momento tiene fuerza. 1has estado brillante en tu comparación con Baz Luhrmann, sólo que a mí Luhrmann tampoco me suele gustar. Yo creo que Margot Robbie hubiera merecido otra nominación y no es sólo el final es que Chazelle redunda mucho en lo que ya hemos visto en sus otras dos películas sólo que lo intenta disfrazar de "vamos a destruirlo todo. Hollywood es una mierda aunque el cine sea maravilloso". Al igual que lo que ya he comentado ewn la banda sonora de Hurwitz. mal puesta, mal aprovechada y también redundante.
Lo de Madrid yo lo tomé copmo que el tío se hace pasar por español antes que declarar ser mexicano porque está mejor visto, aunque puedo estar perfectamente equivocado.
abrazos desde la grupa del elefante

CARPET_WALLY dijo...

Pues que queréis, mi desfase en todo lo que se refiere a mis vicios favoritos es tan grande que hasta este fin de semana no he logrado ver la película. Las plataformas serán el final del cine pero a mi me permiten rescatar lo que no pude ver en salas, que desde hace un tiempo es prácticamente todo.

Y visto lo visto y viendo lo premiado, diría que esta es una obra maestra. Os dije que "A todas las partes les parece bien estar en todos los sitios" no me parecía un horror, como señalabais, pero que no entendía ni siquiera su nominación. Al ver "Babylon" todavía entiendo menos su ausencia.

Y estoy con vosotros en que no es el peliculón que quiere ser ( se queda muy lejos) sobre todo por sus excesos, de imágenes, de desfase y de duración. Pero es cierto que Chazelle regala planos impagables y que estos aparecen en los momentos más inesperados. Alguna fiesta como si fueran viñetas de Ibañez donde hasta el ultimo figurante del fondo del plano está haciendo algo perfectamente planificado, algún plano aereo, algún momento intimista, casi todos los momentos del trompetista Sidney Palmer, Margot Robbie y cada uno de sus excesos y sus descansos (no nominar a Margot es también una injusticia muy a tener en cuenta).

Y Chazelle es mucho mejor cuando tira de comedia que cuando se pone a pellizcarnos el corazoncito. Hay un par de momentos casi slapstick muy divertidos.

En fin, visto lo visto hasta ahora, me parece una peli muy reivindicable.

Abrazos junto al cocodrilo