jueves, 1 de febrero de 2024

POBRES CRIATURAS (2023), de Yorgos Lanthimos

 

Esta revisión del mito de Frankenstein en clave femenina no es más que el producto de una mente enferma. Se supone que acaba por ser una reivindicación de la mujer a través de la historia de Bella, una chica con cerebro de feto trasplantado, que aprende a gran velocidad y que, para bregarse bien en los avatares de la vida, se prostituye y, además, lo encuentra, cuando menos, agradable. Es una fuente de ingresos segura, investiga en las emociones que mueven a los diabólicos entes masculinos y le da la seguridad necesaria para regresar a su origen y convertirse en una mujer dominante y asentada.

El director Yorgos Lanthimos, por si fuera poco, se dedica todo el rato a poner en escena una realización alucinada, con planos inclinados, uso de grandes angulares, saltando del blanco y negro al color cuando lo considera oportuno y utilizando fondos generados por ordenador para que, en resumen, se tenga la impresión de que todo eso que nos está contando, más simple que una pelotita de trapo de saldo, es profundo como el océano y que él es un genio disfrazado de ironía. Y no es más que un cargante pretencioso que trata de poner en escena un guiñol caro con títeres grotescos moviéndose de un lado para otro y con mucho sexo para que se vea que su historia, aunque no lo parezca, es para adultos.

Sí, es verdad. La interpretación de Emma Stone es meritoria e, incluso, es merecedora de una nominación a los Premios de la Academia. No es fácil evolucionar de unos gestos estudiadamente infantiles a la madurez de una mujer que sabe lo que quiere, aunque los medios que utilice sean tan esperpénticos como cambiarle el cerebro a un hombre por el de una cabra. Gracioso ¿eh? Bueno, pues todo eso tiene un envoltorio de lujo, muy cuidado y salpicado de anacronismos del tipo de que, a pesar de que la historia se desarrolla supuestamente a finales del siglo XIX, la chica en cuestión se pasea por las calles de Lisboa con una minifalda.

Por si fuera poco, la música es para hacérselo mirar. O es estridente, o es tan complicada como la que hace un niño de cuatro años acercándose por primera vez a una guitarra. Mientras tanto, asistimos a los avatares de esa niña-mujer, producto de un creador, por enésima vez asimilado a Dios, que nos da un don como la vida. Algo que no pedimos, mientras nos suelta inopinadamente por el mundo a ver si aprendemos cómo van las cosas del dinero, de la lujuria, de la seguridad del hogar, del vicio y del cinismo humano, una palabra muy importante a lo largo y ancho de esta especie de bobada titiritera que, a cada metro, se convierte en una pérdida de tiempo. De hecho, unos cuantos espectadores se levantaron en medio de la proyección, hartos de la tomadura de pelo que, en algunos momentos largos, llega a ser la creación genial de Lanthimos.

Así que nada, si ustedes han sido baqueteados por la vida y desean volver al hogar, lo mejor es irse a una casa de citas, probar las distintas tendencias sexuales de cada cual y regresar para acogerse a los brazos del padre. Si, por casualidad, el pasado viene a reclamar lo suyo, háganse fuertes, llévense al culpable y practiquen una bonita trepanación para que acabe comiendo ramitas en camisón mientras otra chica con su mismo problema se pasea con un mazo por la casa. Dios les perdonará todo, aunque ese perdón no les sirva de nada porque, al fin y al cabo, lo mejor que se puede decir de Él es que su rendimiento deja mucho que desear. La escuela está ahí fuera, con los calzoncillos y las bragas por los tobillos. Y algunos dirán que esto es una obra maestra incomparable y que estamos ante un nuevo y excéntrico director de rasgos divinos.

8 comentarios:

Anónimo dijo...

Cesar, coincido contigo en todo. Estoy cansado de experimentos que no me emocionan ni me hacen moverme de la sala de cine. En este caso me ha parecido un auténtico disparate de película, similar al bodrio premiado en los Óscar del año pasado.

César Bardés dijo...

Cuánta razón tienes. E,incomprensiblemente, son películas que generan un "hooliganismo" que resulta casi avasallador. No sé si es por la naturaleza "destroyer" o porque se creen ver "mensajes" supuestamente renovadores o yo qué sé. Y en el cine, no todo vale.
Gracias por tu comentario. Mi sensación es la misma que la tuya.

dexterzgz dijo...

Pues sinceramente, "Poor things" no me parece ni la putísima obra maestra de la que habla el primer anónimo ni la putísima mierda a la que aluden Bardés y el segundo anónimo. Sospecho que la equidistancia es la postura que más molestará a Lanthimos, un cineasta incendiario que busca provocar y dividir con sus propuestas, así que igual soy yo el que más motivos de cabreo le da al amigo Yorgos. Me gusta más el primer Lanthimos con historias más a pie de tierra como "Canino" o "Alps" una propuesta sumamente incómoda de ver pero que consigue claramente su objetivo de incomodar y meter el dedo en el ojo. Me entusiasma incluso la metáfora de "Langosta" que considero hasta ahora la mejor película del griego. No me convenció demasiado en su día "La favorita" y su recuerdo a día de hoy me emapalaga cada vez más.
La cuestión de una película como "Poor things" es entrar en el juego y en el universo que propone su autor. Si entras, como en este caso yo, estás salvado, aceptas sin demasiados problemas sus deliberados anacronismos y sus idas de olla te resultan hasta cierto punto estimulantes. Yorgos es así, y hay que aceptarlo como es. Bueno, hasta cierto punto, porque esos títulos de crédito en los que te dejas los ojos para saber los títulos de las canciones o las localizaciones tampoco son muy de recibo.

En cierto modo, tanto la atmósfera barroca de la puesta en escena como las intenciones de transgresión me recordaron un poco al primer Greenaway de los ochenta. Hace mucho que no reviso al primer Greenaway de los ochenta y no sé qué tal habrán envejecido "El vientre del arquitecto" o " El contrato del dibujante" . No sé tampoco qué tal envejecerá "Poor things" pero no se puede decir que saliese descontento del cine el otro día.

Abrazos en gran angular.

César Bardés dijo...

Me parece bien tu opinión, Dex, disientes, pero argumentando. Te parece bien la provocación que propone Lanthimos porque entras en su juego de película falsa, con bolsas gástricas flotando en el aire, blanco y negro y color a su aire (luego nos quejamos de Nolan y tal) y mensaje supuestamente liberador de la mujer porque se dedica a la prostitución porque le da la gana, no le disgusta y así llega al empoderamiento.
Greenaway, tenía muchos defectos, aunque llegó a ser alabado hasta la exageración. No aguanté "El cocinero, el ladrón, su mujer y su amante" y, desde luego, provocaba que daba gusto en algunos de sus intentos (cuando fue consciente de su genialidad) en "El manuscrito de Próspero", por ejemplo. Sin embargo, se revelaba como un cineasta impecable, de puesta en escena absolutamente creíble en "El contrato del dibujante" (su mejor película) o en esa reivindicación que sí era feminista en "Conspiración de mujeres". Todavía estoy esperando de Lanthimos algo así.
Te diré. Cuando se estrenó "La favorita" la gente babeaba por ella. Hoy no se acuerda absolutamente nadie de ella. A mí me pareció una película correcta...salvo por el detalle del twist. ¿Sabes por qué? Porque es una tomadura de pelo. Igual que esta película. No puedes establecer unas reglas y luego, con una pretenciosidad que llega a ser bastante irritante, saltártelas porque quieres introducir el toque "moderno". Aún recuerdo lo criticado que fue Alan Rudolph en plena cresta de la ola cuando en "Los modernos" nos hacía un retrato de la generación perdida en París y en el mismo plano puso a unos cuantos punks para decir que aquellos modernos eran, aproximadamente, tan rebeldes y tan poco acentados como los punks que proliferaban en los ochenta.
Voy a decirte dos opiniones que me han llegado por distintas vías. Uno, me ha dicho que "por fin encuentro un crítico que no tiene miedo a decir que el rey está desnudo".
Otro, me ha dicho, que "no hay anacronismos posibles porque hay tranvías volando. Es un mundo de fantasía e irreal y está en la estela del steam punk". Mira, no sé si era por el cabreo que tenía pero no me fijé en lo de los tranvías. Aún así, tampoco es que me moleste muchísimo el uso de los anacronismos. Lo que no acepto es alguien que me diga. "Mira, hago esto porque soy un genio" y luego añade: "¿A que soy un genio?".
Yo sí salí bastante descontento. Tanto como cuando salí de "Todo a la vez en todas partes", otra película defendida incomprensiblemente a capa y a espada y que, estoy seguro, desde el baggle de adoración infinita nipona, de la que nadie se acordará de aquí a tres años.
Abrazos con una manzana.

dexterzgz dijo...

Tampoco le veo mucha consistencia a ese mensaje de que la prostitución empodera, creo que Lanthimos no pretende ir más allá, y quizá eso es lo que en el fondo resulta irritante para muchos, porque en el fondo la historia es bastante más simple. Yo no me la tomaría muy en serio en ese sentido. Puede ser que el uso de anacronismos, deliberados ya digo, vaya en esa dirección, insistir en que no te lo tomes todo tan en serio.

La Stone está bastante bien sí, pero fíjate que este año yo el Oscar se lo daría a la Hüller, y eso que su película tampoco me terminó de llegar del todo.

Hombre, a mí esta me pareció más entretenida que la de los chinos del año pasado. Y sobre todo menos caótica.

Abrazos trasplantados

César Bardés dijo...

Pues ya me dirás cuál es la conclusión de la película. Sí, efectivamente, la historia es bastante simple, como digo en el artículo. Es que hay una sensación, ignota, en la que se cree que esto es una comedia. Y para que una comedia sea tal, debe tener gracia, creo yo. Y yo a esto no se la veo por ningún lado. No, si eso es lo bueno. No me lo tomo nada en serio. Es una revisitación del mito de Frankenstein en clave femenina. Hasta ahí, vamos bien. Al final, ella es dueña y señora de su vida teniendo a un hombre como cabra, a sus amigas alrededor y a otra como ella haciendo memeces en el jardín. Ya de por sí, no es para tomárselo en serio. El problema está en que los que ven que esto es la leche en verso, ven el verso en el final.Y yo creo que Lanthimos persiste en su tomadura de pelo.
Yo el Oscar se lo daría a Carey Mulligan, descarado. No lo ganará, pero es la que más actriz está de largo.
Yo ésta la encontré igual de caótica e igual de rollo e igual de intrascendente que la de los chinos. No me dice absolutamente nada.
Abrazos sin cerebro

CARPET_WALLY dijo...

Muy buenas
Tenía dos estímulos para ver esta película, el primero y principal que mi hija, cuya opinión considero mucho, me animaba a verla diciendo que era una película imprescindible este año. El segundo, y no menor tampoco, que vuestro debate, en ocasiones agrio, me tenía enrabietado por no poder opinar con conocimiento de causa.
¿Estaría yo en ese abismo entre la "PUTA OBRA MAESTRA" o la putísima mierda? ¿Será equidistante como Dexter o Zaragoza entre Madrid y Barcelona?
Así que acudí al cine intentando estar lo más desprejuiciado posible. Me duró poco. Bien dice Dex, que Lanthimos exige que entre en su juego y en su universo y, lamentablemente, a mí me cerró las puertas casi de inicio. ¿el juego del blanco y negro?, ¿Los encuadres retorcidos? ¿la "boutade" de las burbujas de juegos gástricos? ¿los decorados barroco-steam punk?

Ninguna de esas cosas por si solas me han echado para atrás en otros films y mientras veía la película pensaba que "El gran hotel Budapest" me encantaba y jugaba también con las figuras, las formas y a veces también con algún anacronismo, incluso con un cierto histrionismo en algún personaje. También pensaba en la sorpresa, y el placer, que me supusieron en su momento las imagines, los enfoques y el barroquismo de "Delicatessen". Y pensaba en eso porque yo quería que me gustase lo que estaba viendo cómo me gustaron los dos ejemplos mencionados. Pero no.

Y eso desde el punto de vista estético y formal, desde el punto de vista de la historia...pues tampoco. Culpa mía, tampoco logré entrar en la fábula.
Vale, tenemos a un ser absolutamente inocente en su ignorancia, completamente desprejuiciado que decide conocer el mundo fundamentalmente motivada por ¿su pulsión sexual? Sea, llegados a este punto aceptemos pulpo.
Aquí los que se acercan a Bella aceptan su "anormalidad" y hasta les enamora. No existe la crueldad, ni la violencia, ni el abuso, ni nada parecido. La irrealidad en la que se mueve en su viaje acepta su inocencia y le permite hacer lo que le venga en gana sin un mínimo desencanto, ni sufrimiento, ni aprendizaje real.

No es un viaje, como señala el Lobo en su artículo, que la lleve a ser una mujer dominante y asentada, en ningún momento ha dejado de serlo. Decide irse de la casa cuando aparece Ruffalo y se va, decide pasear, follar, aprender filosofía, ser generosa hasta el límite, prostituirse, convertirse en una nueva doctora Frankestein...y lo hace, no hay más castigo que un molesto ruido alrededor, el del presunto sinvergüenza que sin embargo termina el que más respeta la etiqueta, el más “formal” de la farsa.

Y claro, se castiga como se merece al abusón, al inaceptable tirano que quiere apresar y domesticar a la bella Bella. Sin embargo, al deshumanizado “creador” de horrores, al padre de este que utilizó a su hijo como un puro objeto con el que experimentar, al pusilánime ayudante que acepta todo sin cuestionar la ética o la moral, …a todos esos no. Esos no tienen castigo sino al contrario son premiados por un supuesto cariño de tan angelical criatura.

Toda fábula tiene su moraleja, aquí creo entender que la libertad individual, sobre todo femenina, está por encima de toda la normativa social, que una mujer es libre de hacer con su cuerpo lo que le de la gana…Vale, pero en el camino aceptamos también que un padre pueda usar el cuerpo de su hijo como le venga en gana sin atender ya no a la moral, sino a la ética. ¿Por qué vale mas Bella como persona que Willem Dafoe para su padre?

El debate sobre la prostitución no creo ni que merezca reflexión y si eso es lo más subversivo que algunos pudieron ver yo debo ser ciego de nacimiento. Me pareció una excusa simple para jugar a ser provocador.

En fin, sacando la prostitución del calificativo, no me pareció, ni mucho menos una OBRA MAESTRA y no digo que sea una mierda porque hay cosas salvables, las interpretaciones, la dirección artística y….poco más.
No, no creo que sea una mierda, creo que es un gran pedo envuelto en una burbuja.

Abrazos en colorines

César Bardés dijo...

Bueno, básicamente estamos de acuerdo en todas tus afirmaciones. Yo sé que la estética está en la peligrosa frontera entre la fantasía y la realidad. Estamos a finales de siglo, pero los tranvías van por los cielos. Vamos por Lisboa, pero en minifalda. La chica es tan ingenua que da todo el dinero a los primeros que encuentra. Es decir, ella no se empodera realmente hasta que no encuentra al cabrón de su marido que es quien realmente ha dado inicio a todo. Todos los demás hombres, aún siendo distintamente deleznables, resulta que no son castigados. Volvemos a las reglas que va imponiendo la película. Si estamos en determinado universo...¿a qué viene lo de las bolsas gástricas? Si el sexo es liberación...¿en serio la prostitución es algo que lícitamente se puede proponer como un camino para esa liberación? Alguien me argumentó que ella se prostituye porque se queda sin dinero...pero es que lo encuentra razonablemente agradable...No sé, debo ser muy raro. O muy especial para ciertas cosas.
Lanthimos ya me sacó de golpe en "La favorita" cuando se pusieron a bailar un twist en plena época de la revolución francesa. Es que el problema está en que consideramos genio a un tío que,en realidad, lo que quiere es quedarse con nosotros. Nos está tomando el pelo y le reímos la gracia. Que sí, que sí, que el acabado formal es la releche y todo lo que quieras. Pero las películas no son sólo acabado formal. Eso cuenta, desde luego, pero no es sufieiente. Si fuera así, un cineasta como Visconti no necesitaría contar nada, nos pasea por las estancias de sus escenarios y punto pelota. Un acabado formal extraordinario. Y, para más inri, decimos que es un genio.
Estoy saliendo de este mundo. Siento como que ya no es el mío. Como que sobro. Como que no estoy. A pesar de ciertos éxitos, me cuesta cada vez más acomodarme a una vida que empiezo a detestar con desprecio. Y no comprendo la pasión que despierta ni Yorgos Lanthimos, ni esta película.
Abrazos echando bolsas gástricas.