martes, 9 de marzo de 2021

ELEGIDOS PARA LA GLORIA (1983), de Philip Kaufman

 

La principal virtud de aquellos que se atrevieron a viajar al espacio por primera vez a principios de los años sesenta, era que poseían algo más que valor. Tenían la conciencia de que estaban rompiendo fronteras, yendo más allá de todo lo imaginable y que el mundo, desde el mismo momento en que se encendían los motores, no volvería a ser igual. Significaba el reflejo del instinto de superación de la Humanidad, siempre dispuesta a ir más lejos, a territorios más inhóspitos y desconocidos, allí donde el sol no es más que una estrella solitaria en medio de un abismo de oscuridad. Y, además de todo ello, creían que, con toda sinceridad, formaban parte de un grupo de elegidos, que debían comprenderse, consolarse, apoyarse y saber que, en el fondo, viajarían todos juntos aunque sólo uno estuviese bien enlatado.

Todos eran pilotos de probada valía. Sin embargo, un par o tres de ellos sabían que allí no estaba el mejor, el más preparado, el hombre que desafiaba todas las barreras posibles y, aún así, mantenía el corazón tranquilo y la sangre fría. Ese hombre se batía siempre con los límites de la altura y de la velocidad en una base aérea en medio del desierto. Entre vibraciones imposibles, encuentros con alucinaciones de la velocidad, fuegos airados y días de relámpagos, siempre encontraba un nuevo reto que le hacía bajar la carlinga y ponerse en manos de la física aerodinámica más imprevisible. Tal vez, algunos fueron elegidos para la gloria, pero no todos los que tenían que estar.

Philip Kaufman, el director más desconocido de la nueva generación de realizadores en la que estaban encuadrados nombres tan ilustres como Martin Scorsese, Brian de Palma, Steven Spielberg, George Lucas o Francis Ford Coppola, dirigió con cierto sentido crítico esta película sobre unos cuantos hombres valientes que participaron en el Programa Espacial Mercurio y que, en su mayoría, fueron olvidados por el mismo país que los necesitó. El elenco con el que cuenta es sólido e incluye nombres como Sam Shepard, Scott Glenn, Ed Harris, Dennis Quaid y Barbara Hershey y el aspecto formal de la película es notable, con cargas de profundidad hacia el entonces vicepresidente Lyndon Johnson y contra la prensa caprichosa, deseosa de sensacionalismo y titulares en rojo. El resultado, subrayado por la excelente banda sonora de Bill Conti, es una película de cierto equilibrio, algo excesiva de metraje, de cierta fidelidad a los hechos históricos y con un punto irónico de valor hacia la cultura del espectáculo estadounidense.

Y es que en el interior de esos trajes futuristas, de esas escafandras aún primitivas y de esos entusiasmos colectivos, latían unos cuantos corazones de hombres temerarios sostenidos por mujeres de coraje impresionante, que guardaban todo el cariño para ahogar sus gritos de desesperación por el peligro que siempre rondaba sus hogares. El espacio, aunque sólo fuera para dar unas cuantas vueltas alrededor de la Tierra, era un mar demasiado inmenso como para tener la seguridad de que todo saldría bien. Sobre todo cuando, hoy en día, la tecnología que llevaban esos hombres en sus latas, la llevamos más que superada en el bolsillo bajo la inofensiva apariencia de un teléfono con pantalla digital.

3 comentarios:

carpet_wally@gmail.com dijo...

A mi me parece una película sobresaliente. Una de esas películas con las 1que gozo cada vez que la veo, aunque sean sólo un par de escenas que engancho en un zapeo apresurado.

Y una de las cosas que tal vez más me gustan es el tono, que lejos de ensalzar al país se concentra en los hombre, en su esfuerzo, en sus miedos, en sus actos realmente heroicos.

Ayer un astronauta dio el primer paseo por el espacio sin cable de sujeción (algo que George Clooney hacia en "Gravity" como si pasease por el parque): Era la primera vez y si algo fallaba el hombre corría el riesgo de no ser recuperado. Imagino el temor del astronauta y su angustia, pero al fin y al cabo ya sabría manejar el dispositivo propulsor porque lo habría ensayado primero con cable de sujeción.

Sin embargo, en las primeras misiones, no había ensayo previo. Aquellos "elegidos" pilotaban aviones, rompían barreras del sonido y volaban con maquinas cada vez más complejas, pero al fin y al cabo las manejaban ellos y su entorno de vuelo era controlado y conocido. Ahora iban a meterse en unas latas y su control sería de todo menos manual. ¿podrían hacer algo si había un mínimo fallo?

Esa aventura ya de por si es apasionante, pero Kauffman le da un buen ritmo, le da un enfoque muy humano, introduce la crítica (especialmente interesante es el ostracismo inicial hacia Fred Ward-Gus Crimsom por el "fallo" de su misión) y una de las pocas pegas que se me ocurre poner es la duración.

Y en cuanto al fidelidad, hace unos años pude ver una exposición en Madrid sobre los primeros hitos en el espacio, reflejaban las historias de Gagarin, de Laika y de estos "elegidos" y se parecía muy mucho a lo que cuenta la película. había una instalación a escala real de un modulo de entonces y en realidad parecía algo bastante angustioso.

En fin, lo dicho, para mi un peliculón.

Abrazos soplando por un tubo

César Bardés dijo...

Yo creo que es una película que se olvida con excesiva frecuencia cuando está bien interpretada, bien contada y tiene algunos puntos de originalidad (como la historia paralela del piloto que interpreta Sam Shepard). Es cierto que uno de los más grandes aciertos de la película es centrarla en el esfuerzo de ellos mismos por alcanzar las estrellas, más allá de banderas y del patrioterismo al que son tan dados los americanos de vez en cuando.
Recuerdo haberla visto en su estreno (estaba nominada a los Oscars) en el cine Benlliure con un amigo. Y también recuerdo que, además de quedarme con el final, con el "Gordo" Cooper demostrando lo que era capaz de hacer, también me produjo una sensación de que, realmente, eran auténticos héroes porque se metían en unos cubículos inimaginablemente pequeños, donde podían desintegrarse a poco que saliera algo mal. Yo creo que también fui a esa exposición (era en la Casa Campo?) porque quería que mi retoño viera la evolución de la carrera espacial. Se quedó impactado con la evolución de los trajes.
Es una buena película, sin duda. Y es verdad que la duración es algo excesiva, pero es algo que perdonas con cierta facilidad porque está bien dirigida, bien interpretada, con una banda sonora estupenda y un enfoque realmente acertado.
Abrazos centrifugados.

carpet_wally@gmail.com dijo...

Exacto, fue en la Casa de Campo, a mi me pareció una exposición muy. muy buena.

Abrazos con traje espacial...de los de antes (en realidad dicen que apenas han variado porque a pesar de los tiempos no se encuentran diseños mucho mejores que aquellos).