La
propia experiencia nos debe avisar de que, cuando se produce un desequilibrio
en la convivencia entre los habitantes de este bendito planeta, siempre habrá
unos cuantos que traten de sacar provecho a costa, incluso, de la creación de
más problemas. No podía ser menos si ese desequilibrio se causa porque las
criaturas del cretácico se han convertido en habituales entre las flora y la
fauna y que los humanos deben aprender a coexistir con ellas. Algo difícil,
teniendo en cuenta que es una especie que se situaría por encima en la cadena
alimentaria.
El caso es que no puede
faltar ese nuevo Bill Gates de turno que desarrolle una especie de langosta que
acabe con todas las cosechas del mundo. Hambruna, guerras, desaparición del ser
humano y, por supuesto, la supremacía de una determinada clase social. Menos
mal que, en su insaciable búsqueda de la genética menos provechosa para la raza
humana, siempre están los héroes especializados en la lucha contra los dinosaurios,
de antes y de ahora. Así que se prepare el individuo en cuestión que va a
recibir hasta en el chip.
Uno de los problemas
que tiene esta última entrega de la saga de Jurassic
World es que es una película que no tiene demasiada alma. Algo que sorprende,
habida cuenta de que la primera parte sí que conservaba cierto espíritu y que
la mejor dirigida de todas es la que hizo nuestro J. A. Bayona. La resolución
es floja, tiene algún momento de acción interesante, se muestra todo el
catálogo de bestias antediluvianas, desde Dilophosaurus hasta Giganotosaurus y
ni siquiera posee ese necesario sabor a nostalgia cuando aparecen Sam Neill,
Laura Dern y Jeff Goldblum. Por otro lado, no cabe duda de que Chris Pratt, por
físico y condiciones, es un eficaz héroe de acción, pero contrasta notablemente
con una producción que no ha apostado a fondo por los gráficos de ordenador y,
en alguna que otra escena, cantan hasta debajo de la ducha, con errores tan
evidentes como no respetar el punto de referencia de la mirada de los actores
en determinados momentos. Aparte de todo eso, la trama, en el intento de
desenlace, es débil, olvidable, no demasiado comprensible y funciona más como
excusa que como objeto.
Así que, sin duda, habrá aplausos al terminar porque la acción es muy agradecida, con muchos dientes afilados, con muchas uñas como cuchillos, con alguna que otra repetición e, incluso, con alguna resolución largamente esperada. No falta el cinismo perplejo de Ian Malcolm, o el aura aventurera de Alan Grant, o la terca perseverancia de la Doctora Ellie Sadler y homenajes a títulos míticos como El resplandor, de Kubrick; Apocalypse now, de Coppola; o, con el afán de contentar al jefe, a la saga de Indiana Jones. Te entretiene a ratos, a pesar de ser la peor dirigida, la peor realizada y la peor explicada. Y el aliento de los dinosaurios se siente en el cogote cual bengala para distraer su díscola mirada. Para el espectador poco exigente o de corta edad, será más que suficiente. Para el avezado, será una más que podría haber sido una menos. Para el inapetente, no despertará ninguna simpatía. De todas formas, es algo que suele pasar cuando se agota una fórmula más que sobada. Las uñas, por muy afiladas que estén, se desgastan en su roce continuo contra las paredes. Y aquí hay piedras muy arañadas que se hallan muy lejos de aquel estreno que maravilló al mundo en 1993 con el título de Parque jurásico y que nos dejó a todos con la boca y los ojos bien abiertos.
8 comentarios:
Me sorprende que con las posibilidades - inquietantes- que nos dejó el final de la anterior película, la de Bayona, se hayan decidido por una cosa tan sosa y con tan poca gracia. Alguien debería decirles a estos señores de Hollywood que lo de vender el factor nostalgia ya está más gastado que la piedra del mechero de mi abuelo. No sé qué pintan aquí Laura Dern, Sam Neill, o Jeff Goldblum, que me dicen, además, es un personaje que no se parece en nada al de los inicios de la saga (el único que tocaba las bowlings con sus preguntitas). En fin, el cine se muere y no podemos hacer otra cosa que asistir a su lenta agonía. El otro día leí que entre los dinosaurios y Tom Cruise se habían repartido el 90 % de la taquilla de este fin de semana en España. Una locura. Y luego nos dirán que al menos estos mantienen viva la industria. Ja.
El otro día vi "El sastre de la mafia" y me gustó bastante. Todavía hay quien resiste. Esto lo hubiera hecho Sidney Lumet en sus tiempos y hoy igual era un clásico. Hoy la vemos cuatro gatos y medio si llega. Será que yo también soy del Jurásico.
Abrazos pesimistas.
Buenas, buenas....escapo en una minipausa de mi lio descomunal (¿Qué está pasando? antes tenía tiempo para el cine y los amigos)
Sólo dos cosicas. La primera es que no cabe duda de que sois (somos) dinosaurios con pocas probabilidades de evitar la extinción, incluso por la edad lo parecemos ya. La segunda es que ese ensalzamiento de Cruise y su megaremake por no ceder a las plataformas me parece de una supina hipocresía.
Los blockbusters son los que llevan tiempo alimentando la industria y arrinconando otro tipo de cine más minoritario, más currado y más interesante. Ese cine con pocas posibilidades de conseguir financiación del gran mercado es el que tuvo que echarse en manos de las plataformas para poder sacar adelante algunos buenos proyectos. El problema es que también las plataformas se han dado cuenta de que la pelea no está en hacer algo bueno sino en hacer más cosas que se vean y por tanto también se han ido hipercomercializando y abaratando sus producciones.
Ni Cruise, ni Spielberg salvarán el buen cine con estos films, quizá atraigan a espectadores como lo hace Marvel o DC, pero el cine está en otro sitio, está en los creadores y a mi ya me da igual si es en pantalla grande (ojalá), pequeña, enana o en youtube...yo ya me conformo con que las historias me emocionen. Y cada vez encuentro menos.
La última el documental "100 dias con la Tata" de Miguel Angel Muñoz, previsible y algo sentimentaloide, pero muy cargado de verdad y llega al corazón.
Os sigo leyendo en mi silencio ocupado.
Abrazos arcaicos
intentemos mantener la mirada calmada. Efectivamente,la película de Bayona (la mejor de las tres) dejó una serie de posibilidades abiertas que, luego parece que se han decantado por la peor de todas ellas.
El tema nostalgia, bueno, a mí no me molesta siempre que haya algo de emoción. El problema está en que se pasean de un lado a otro, tienen muy poca importancia en sí mismos (salvo, quizá, la escena del laboratorio entre Dern y Neill) y su intervención es sin gracia, sin nada de nada. Lo menos que deberían tratar es de poner los pelos como escarpias cuando ellos aparecen, pero no, no ocurre nada de eso.
El personaje de Goldblum...bueno, sí está en consonancia con el personaje de las otras entregas, sigue con su cinismo, con su incredulidad, con su nihilismo existencial y vital...pero el problema está, creo yo, en que Goldblum lo interpreta como si estuviera "colgao". No sale de su perplejidad, no tiene demasiada importancia salvo la organización del complot dentro del complejo y la repetición de la escenita de la bengala. Y es una pena,porque, sin duda, es el mejor personaje de la primera trilogía.
En cuanto a que el cine se muere, yo no diría tanto. El cine resistirá, sólo que, cada vez, parece que se esfuerza menos. Hubo un pequeño apunte de calidad justo antes de la pandemia, pero se quedó en eso, apunte. Creo que la pandemia ha hecho mucho más daño del que creemos.
"El sastre de la mafia", salvo uno o dos detalles nimios, me ha parecido muy buena, una de las sorpresas del año, con un Mark Rylance impresionante. Está bien esa comparación que haces con Lumet. Sí, pega como si fuera una película de él.
Eso sí, no lo dudes, somos viejunos y jurásicos.
Abrazos con colmillo.
Lo de no ceder a las plataformas por parte de Cruise, Carpet, qué quieres que te diga...no me parece mal. Se trata de volver a atraer a la gente al cine. Hay cosas que hay que verlas en el cine (y sí, "Top Gun: Maverick" me parece una de ellas). Y el ensalzamiento de Cruise viene por otro lado más que por el hecho de no ceder a las plataformas. Mira, lo primero, ha hecho una secuela bastante, pero bastante mejor que la primera y eso se lo esperaba muy poca gente. Segundo, ha sido un éxito. Ha hecho que la gente vuelva al cine. Y, aún más, se espera que haya otros que sigan su ejemplo y se lo curren.
Ahora bien, por supuesto...¿es una grandísima película? No, no lo es. Es un mero producto de entretenimiento con sus topicazos y sus fórmulas archisabidas, con alguna cosa narrativamente discutible y que explota bien el elemento nostalgia con la aparición patética de Val Kilmer. Pero elimina en su mayor parte el punto super-hortera de la primera, que lo tenía y bien clarito incluso en los años ochenta.
Yo no aspiro a que Cruise y Spielberg salven "el buen cine" (algo que escasea mucho desde hace un par de años, ya se lo dije a Dex, desde un poco antes de la pandemia). Me basta con que salven al cine y lo hagan para que siga habiendo expectación, y colas, y gente, y ambiente, y comentarios. No que los comentarios vengan cuando se estrenan en plataformas (os dije que eso iba a ser un cáncer)
Y sí, la emoción escasea. Quizá sólo está reservada para aquellas películas que, de alguna forma, nos recuerdan que, un día, fuimos jóvenes.
No te imaginaba yo pasando cien días con la tata. Miguel Ángel Muñoz es un tío que me cae bien y me parece muy bien la iniciativa que tuvo en días tan difíciles.
Abrazos abuelescos.
"Me basta con que salven al cine y lo hagan para que siga habiendo expectación, y colas, y gente, y ambiente, y comentarios". Sí, pero esa expectación, colas, gente, ambiente y comentarios irá siempre hacia el mismo tipo de producto. La pandemia ha hecho mucho daño, desde luego, el principal apartarnos de las salas. La película anterior que vi a la de Rylance en sala fue "Alcarrás" y salí alucinado, porque es totalmente una película a contracorriente, yo me preguntaba al salir quién tiene bemoles para poner la pasta en estos tiempos para estrenar algo como esto. Y desde luego, ole por Carla Simón.
La pandemia ha sido desde luego la puntilla. Pero la cosa viene de muy atrás. Las plataformas (con Disney + cogiendo recometida y poniéndose a la cabeza) venían haciendo muchísimo daño. Y fíjate que no tanto Netflix, que al final se ha dado cuenta de que los títulos "Roma" o "El irlandés" pueden convivir con las películas "de catálogo" y que al final se han convencido con lo de los estrenos reducidos tampoco sacaban tanta tajada. A mí lo que de verdad me parece un cáncer es lo que yo llamo "la burbuja de las series". Me parece una estrategia calculada y perversa para que la gente deje de ir a las salas, se quede en casita y consuma streaming sin parar. He llegado a leer a algún iluminado decir que el lenguaje de las series se parece más a la literatura que el del propio cine. Vale, tío, tú la llevas, podrá parecerse más una serie a las tiras semanales de Dickens, pero yo prefiero coger y releerme "Grandes esperanzas" que verme veinte temporadas de una cosa que en el fondo ni me va ni me viene. Para eso se educa, y me temo que no hay vuelta atrás.
Abrazos en serie
No dejas de tener razón con lo de las series. Sin duda es una estrategia calculada que también va en contra del cine y que, en realidad, se basa exactamente en lo mismo que en las telenovelas que causaban furor en las televisiones latinoamericanas. Enganchan a la gente en una historia que ni le va ni le viene y la cita con la serie es inexcusable. Yo, de hecho, las cojo con pinzas y es una estrategia peligrosa porque, es verdad, me pierdo cosas que es posible que merezcan la pena, pero sospecho que la mayoría no lo son.
Sigo diciendo que las plataformas sí que hacen daño y que esa estrategia hacia las salas comerciales ha sido siempre su fin último.
En cuanto a las películas que lleven colas y comentarios y etc., bueno, vale, es que todo viene después. Si la gente va al cine y va al cine con frecuencia y va al cine atraída por lo que se hace, no te preocupes, habrá más "Alcarrás" (a mí no me alucina tanto), porque el mercado se expande. Todo va de la mano. Y no dudes que, desde siempre, el cine comercial ha tirado de todo lo demás.
En cuanto a lo del "iluminado", bueno, es evidente que quien lo haya dicho,ha visto muy poco cine, ha investigado muy poco cine y es uno de esos que protesta porque "El irlandés" dura tres horas y media y luego es capaz de tragarse cuatro capítulos de la serie que masturba su mente sin parar. Caso, poquito. Y cuanto menos bombo se le haga, mejor.
Abrazos peliculeros.
Bueno, me parece un poco conspiranoico pensar que las plataformas utilizan las series para alejar a la gente de los cines.
Acepto que el negocio es el negocio y que la empresa que pone la pasta decide invertir en una producción que consiga un abonado a largo plazo
También os digo que las mega ofertas del cine ( fiestas del cine, etc) ha tenido grandes éxitos, al menos hasta la pandemia. En fin, la cuestión es que si pagas menos de 10€ al mes por una oferta de entretenimiento diario te plantea si pagar lo mismo para una única tarde que últimamente decepciona mucho.
Quizá la solución sea más el abono de un cine con posibilidad de varios films al mes que las colas,la expectación y demás.
Repito, lo importante no es el dineral de la producción sino el interés de lo que se cuenta.
Abrazos debatiendo
A mí no me parece tan conspiranoico habida cuenta la promoción que tienen, que es bastante machacona. Al fin y al cabo, a las plataformas no les interesa ni un poquito que la gente vaya al cine.
Estoy de acuerdo en la comparación de mercado que haces,pero, claro, ahí es donde debería entrar el tema "calidad". Creo que si el cine lo ofrece,nadie se lo pensaría.
Lo de los abonos ya existen en varios cines. El resultado sigue siendo paupérrimo.
Y lo último que dices es innegable. Lo importante es el interés de lo que se cuenta. También es verdad que también cuenta que el nivel medio del espectador no sabe ver muy bien qué es lo interesante.
Abrazos con somníferos.
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