lunes, 26 de septiembre de 2022

LOCK AND STOCK (1998), de Guy Ritchie

Provocar una reacción en cadena por apostar más de la cuenta en una partida de cartas. Surrealista. Eso sólo puede pasar en los bajos fondos ingleses. A partir de ahí, todo un rosario de personajes impensables pasan con sus historias entrecruzadas, a cada cual más grotesco. Sí, los más inocentes son esos cuatro chicos que quieren algo de pasta, se envalentonan y caen en la trampa del mafiosillo de turno que tiene un truco audiovisual para jugar sobre seguro. Y lo peor de todo es que, si no pagan, pierden el bar del padre de uno de ellos y un dedito por cada día de retraso. Es decir, tienen veinte días para hacer efectivo el pago antes de que tengan que andar con suelas de monstruo. Y hasta que caiga el primero (seguro que van a por el pulgar, los muy cerdos), sólo seis días. Y es un montón de pasta. Así que no hay nada como escuchar por las paredes y aprovecharse un poco de otros tipos que son tan duros como ridículos. Claro que por ahí también va a andar un sicario que no soporta que digan palabras malsonantes delante de él. Curioso. Y, por otro lado, hay un par de escopetas que pasan de mano en mano y que son del año en el que el Capitán Kidd abordaba a los navíos en pleno océano. Y un traficante de drogas un tanto particular, unos cuantos cultivadores de marihuana más colgados que una percha, un apostador más torpe que un dedo anular (es que estoy obsesionado con los dedos), un par de ladronzuelos baratos que no saben ni hablar…Esto es Londres, muchachos…aquí todo se mueve por dinero. Y, al final, todo quedará en un vilo imposible con la boca ocupada y las manos negociando.

Guy Ritchie comenzó con su estilo particular con esta película que marca el principio de muchas otras. Con un reparto que, más tarde, se convirtió en habitual, y un ágil estilo que busca la sorpresa en la tipología más que en las situaciones, hay que reconocer que, entre un poco de sangre y unos cuantos puñetazos, sabe sacar las sonrisas con cierta maestría de marginal algo fumado. Y la fórmula funciona. Porque, al fin y al cabo, todos estos individuos que tratan de conseguir dinero fácil, invariablemente, tiran por el camino más difícil. Aunque la suerte tenga mucho que ver en ello.

Así que es el momento de estrujarse los sesos y estar atento en la trayectoria de la fatídica bolsa llena de tantas libras que se pierde la cuenta. En una de estas, te encuentras a un policía y todo se va por el desagüe al Támesis. Y se trata de llenarse los bolsillos a la par que se liquidan deudas. Un peligroso castillo de naipes que se derrumbará en cuanto alguien haga algo imprevisto. Y todo este muestrario de inteligencias cortas y armas largas aman lo imprevisto más que cualquier otra cosa. Y, eso sí, no hay que olvidar guardar algo de ética. Eso, incluso en el mundo del hampa más callejera, es imprescindible. Es notable. Es palpable. Y es posible.                                                                            


3 comentarios:

dexterzgz dijo...

Yo creo que la clave es cuando dices que aquí "la fórmula funciona", pero es una fórmula que a fuerza de repetirse se ha quedado en nada. Lo comentábamos hace poco a propósito del estreno de "Bullet train", una película en la que yo veo mucho de esa fórmula (aunque quizá Ritchie es a conciencia más tosco y menos elegante) junto a algún toque tarantiniano (bueno, ahí está Brad Pitt para reforzar el parentesco). Y ya deviene un estilo cansino y en cierto modo amortizado. No sé si me explico, hablándolo con el amigo Carpet cuando lo de la del tren, el lo expresaba mejor. De todas formas, Ritchie se queda lejos de ser mi director favorito y antes que con esta me quedo con "Snatch".

Póker de abrazos

César Bardés dijo...

A mí también me gusta más "Snatch" que creo que tiene una retranca muy buena, y también me gusta "The gentlemen", algo más seria pero curiosa. Tiene esta última que ha hecho con Jason Statham de guardia de seguridad que no está mal como simple película de acción sin aditivos en la que también demuestra un par de cosas, "Despierta la furia", se llama. Y tiene, para mí, una pequeña maravilla como es "Operación UNCLE". Ahora bien, sí, es verdad, tiene otras que son para mandarle a Londres, como aquella cosa que hizo con Madonna, "Barridos por la marea", la del Rey Arturo, horrible, y la segunda de Sherlock Holmes es bastante regularcilla tirando a mala, cargándose un par de vías argumentales por el Artículo 33.
La fórmula de Ritchie (el diálogo absurdo mientras te vuelo la cabeza) tiene diferencias con el diálogo de Tarantino (el diálogo vulgar mientras te vuelo la cabeza) y me parece más cine el segundo. Ahora bien, Ritchie tiene películas en las que lo pasas bien y tiene muy claro lo que quiere hacer. Otras, sin embargo, creo que se acerca a ellas sin pensárselo demasiado, cosa que no ocurre con Tarantino que, creo, se piensa mucho lo que va a hacer y cómo.
Es posible que haya habido demasiados imitadores y que "Bullet Train" sea la última que nos ha llegado de estas características. Y tienes razón, es posible que el tema esté llegando a síntomas de agotamiento.
Abrazos con los dedos.

César Bardés dijo...

No te preocupes, Carpet, me hago cargo de que la vida está tirando en muchas direcciones y yo mismo estoy a punto de romperme bien roto. Me parece muy acertado tu análisis de las diferencias entre Guy Ritchie y Quentin Tarantino. Coincidimos bastante en las películas salvables del británico y, desde luego, yo también creo que los dos juegan en ligas distintas. Tarantino, por su parte, también bebe directamente de todo el cine negro del mundo, porque todas sus películas tienen rasgos de ese tipo de cine e, incluso, aunque no lo parezca, con un toque de romanticismo (como le pasa en "Kill Bill", que disfraza una historia de amor como una historia de venganza). Es verdad que Ritchie va a una violencia que acaba por ser ridículo, sobre todo, por las personas que la utilizan y por cómo la utilizan. Tarantino te dice desde el principio la clase de gente con la que te vas a mezclar y cómo se las gastan. Y, desde luego, una de las grandes virtudes de Tarantino es su maestría con el guión otorgando esa estructura a veces genial a sus películas. Me hace mucha gracia cuando dicen determinados expertos que "Tarantino copia". Sí, es verdad, sus películas contienen múltiples referencias y visita universos que ya hemos visto en cine, pero no es fácil darle a todo una estructura original y coherente con su forma de narrar que tampoco es que sea comulgante con el cine más clásico.
Abrazos con el color descolorido.