viernes, 4 de noviembre de 2022

A LA CAZA DEL LOBO ROJO (1989), de Andrew Davies

El Sargento Gallagher es uno de esos tipos que llevan el uniforme como una segunda piel. Su vida ha sido el ejército y no quiere fallar a lo que ha sido su hogar durante tantos años. En esta ocasión, la misión parece sencilla. Se trata de entregar un paquete, un prisionero, desde Alemania a los Estados Unidos. Pan comido. Sin embargo, el individuo consigue escapar y Gallagher irá tras él con toda la sabiduría de su enorme experiencia. Lo más increíble de todo es que, con la persecución, se irá descubriendo todo un complot para asesinar a alguien muy importante.

Gallagher tiene la mirada sabia y sabe muchos trucos. Sabe cómo piensa el fulano y no va a perder ninguna oportunidad para acorralarle. Todo con tal de que no apriete el gatillo. Porque Boyette, que así se llama el fugado, es un experto de altos vuelos echando el ojo por la mirilla. Bala en la recámara, paciencia, respiración calmada y ya está. Un objetivo menos. Un muerto más. Sin embargo, Gallagher tiene muchos amigos e, incluso, recurrirá a su ex mujer para atrapar a Boyette. No hay nada como volver a lucir los viejos galones en aquellos lugares donde dejaron huella.

No cabe duda de que esta película es una de esas grandes desconocidas dentro de la filmografía de un actor de primerísima línea como Gene Hackman. Tuvo mala suerte en su estreno. Se hizo antes de la caída del Muro y se estrenó después y, por supuesto, ya no estaba de moda cualquier misterio que tuviese algo que ver con la Guerra Fría. Aún así, la película está muy bien realizada por Andrew Davis, que pocos años después triunfaría con El fugitivo, y el suspense sobrevuela toda la trama, llena de trucos, engaños, adelantamientos por la izquierda y jugadas audaces. Como oponente, Tommy Lee Jones que, en la época, todavía no había dado ese salto de calidad con el que nos ha deleitado en la segunda parte de su carrera y que aquí ya empieza a dibujar la certeza de que era mejor actor de lo que parecía en su momento. Joanna Cassidy completa el reparto con su habitual belleza y tranquilidad, dando réplicas brillantes a Hackman y poniéndose a su altura.

Así que el entretenimiento está asegurado en esta historia de cazadores y lobos que no se arredran ante nada con tal de conseguir lo que se han propuesto. El tiempo será vital y habrá que achicar los espacios rápidamente o la presa huirá con el cañón caliente. El Sargento Johnny Gallagher también va a tener que correr mucho porque la policía va tras sus talones. Debe restaurar la confianza que el ejército puso en él. Y hará todo lo posible porque es un profesional de los pies a la cabeza. Bien lo saben todos aquellos que han servido a su lado. La lealtad es una de sus mayores virtudes y no le importa que le consideren culpable mientras haya conseguido demostrar lo que vale. Ya no hay muchos hombres así, incapaces de rendirse ante los blancos dientes del lobo rojo.

 

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