viernes, 31 de mayo de 2024

PROFESIÓN: EL ESPECIALISTA (1980), de Richard Rush

Mañana, día 1 de junio, estaré firmando en la caseta 231 de la Feria del Libro, de RBA Libros, todos los ejemplares que queráis llevaros de "Imprimir la leyenda (500 anécdotas de cine)". Lo mismo no viene nadie.

El lugar más seguro para buscar un refugio es aquel en el que se confunde peligrosamente el sueño y la realidad. Y, quizá, el sitio más evidente en el que se mueve esa línea escurridiza sea el cine. Eso es lo que le pasa a un fugitivo que corre y corre y no deja de correr hasta que se encuentra en medio de un rodaje. Y, además, para rizar el rizo, le ofrecen trabajar como especialista. Él no tiene ni idea, pero ha vivido unas cuantas situaciones de riesgo así que puede que no lo haga mal. Dominándolo todo, el director Eli Cross aparece como Dios desde una grúa y las secuencias de su película épica requieren de muchas mentiras de acrobacia y salto en el vacío.

Así que Cameron, que así se llama el individuo, comienza a aprender el oficio y se mueve como pez en el agua entre luces, cámaras y acciones. Tanto es así que cae hechizado bajo el embrujo de la protagonista femenina que, como buena actriz, ha pasado de esquina a cama y puede que no se pueda estar muy seguro de sus intenciones. ¿Cameron es una aventura más igual que él cuando se arroja desde lo alto de un tejado o es un chico que la quiere y la respeta y que ella valora como nadie? Son los misterios del cine y de esas relaciones tan complicadas que se tejen a lo largo de un rodaje que generan una fuerte convivencia de la que, a menudo, no se sabe cómo salir.

Mientras tanto, Eli Cross, ese director británico, de provocación asegurada y que siempre va en busca de la genialidad más oculta, pide más riesgo a Cameron, más riesgo, más. Hasta que llega la secuencia en concreto que dio lugar al refugio del huyente y que ha originado el sometimiento de un hombre que corre a un hombre que dirige. Y eso no acabará con el final del rodaje.

Interesante película de Richard Rush con un Peter O´Toole espléndido y una estupenda Barbara Hershey mientras que la interpretación de Steve Railsback no acaba de ser plenamente convincente. La idea de confundir continuamente sueño y realidad en la forma de un rodaje es muy atractiva y más si sirve de tapadera para un hombre que ha cometido un delito grave. Hay algunos saltos incomprensibles, en aras de la ansiedad de Richard Rush por sorprender con pocas explicaciones y sacando de situación al espectador continuamente para preguntarle si eso que está viendo es rodaje, es ensayo o es realidad. Y la realidad, por supuesto, no admite ensayos. Sin embargo, el juego de chantaje se convierte en el fondo de todo trabajo en el cine porque las propias arrogancias salen a relucir con muy poca provocación y entonces el cine se convierte en realidad y puede que la realidad sólo sea una pesadilla por la que hay que pasar todos los días.

De paso, y sin que sirva de precedente, el homenaje a los especialistas también está ahí, porque son aquellos que se encargan de hacer que los sueños tengan algo de espectacularidad insustituible y, al fin y al cabo, eso también es cine…¿o es realidad?

 

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