viernes, 6 de noviembre de 2020

SNATCH (Cerdos y diamantes) (2000), de Guy Ritchie

 

La verdad, yo de maleantes, sé muy poco. Alguno me he encontrado por ahí, pero ni comparación con la galería de malhechores que se mueven por esta película. Todos quieren sacar tajada. Y hay incompetentes en el sector, como en todas partes. Desde el gángster que no se muere hasta el sicario que no deja de disparar. Desde los tipos que tienen a un perro que se ha tragado una bola con pitidos hasta esos dos despistados que quieren organizar un combate de boxeo clandestino con un gitano al que no le entiende ni un logopeda. Y todo por un diamante que va de mano en mano sin llegar al destino al que tenía que haber llegado desde el principio. Ah, sí, se me olvidaba. Está ese tipo que no acepta un no por respuesta y que coge los cadáveres, los tritura y luego los da como pienso a los cerdos. Un enamorado de la cuadra porcina. Y no es sólo referido al cerdo como animal, también como metáfora.

Así que estamos en el mundo de las apuestas ilegales, del contrabando de joyas y de un fulano que se hace llamar Frankie Cuatro Dedos al que le gusta el juego más que comer con los ídem. Aviones cogidos al vuelo, perros de pelea, perros hambrientos, perros callejeros, perros, perros…pero, sobre todo, no hay que olvidar que sólo hay vacas desde hace ocho mil años y que el aparato digestivo humano no está preparado para procesar la leche. A partir de ahí, varían los puntos de vista y todo se desmanda porque no es normal ver a un señor con la cabeza en un saco, a un asesino tomándose tranquilamente una Guinness y explicar con toda la paciencia del mundo por qué unos matones de tres al cuarto tienen que salir pitando y todos saben más por pillos que por viejos. El futuro, desde luego, no está en un campamento de caravanas lleno de gitanos. La policía no se entera. E hilar todo esto es muy complicado. Lo mejor que se puede hacer es despojarse de prejuicios y asistir al espectáculo desde el principio. Con suerte, podremos ver la pelea en paz, siempre que el tío que habla entre dientes caiga en el cuarto, claro.

Quizá la fama desmedida de un director como Guy Ritchie proviene, sobre todo, de esta película. Aquí rompió reglas, se enfundó en un traje inglés que recuerda en algunos momentos a Quentin Tarantino y troceó la narrativa a su antojo para ofrecer un mosaico de maleantes antológico. Hay verdaderos fanáticos de esta película y de su director (“para qué quiero saber quién fue ese tío, ese John Ford. Ya tengo a Guy Ritchie”) que no admitan que no es la obra maestra más impresionante que ha dado el cine aunque sea una película divertida, cruel y ciertamente original. Tal vez, haya que ver un poco más de cine y un poco menos de salvaje anarquismo narrativo. O, simplemente, lo mismo me he quedado un poco anticuado y eso me permite disfrutar de todo sin mirar la fecha. El cine puede quedarse anquilosado, pero nunca caduca.

2 comentarios:

carpet_wally@gmail.com dijo...

La verdad es que a mi esta película me gusta mucho.

Me gusta su humor gamberro (algo bestia, si), me gustan sus personajes extremos, me gusta su narrativa a saltos, me gusta que casi todo le salga mal a casi todos y que eso haga que algunos se aprovechen aunque sea por muy poco tiempo.

Y no, Ritchie no es John Ford, ni aquí, ni en ninguna posterior,. Ni es el mejor director de todos los tiempos ni de cerca, pero es cierto que tiene algo que le hace notable (al menos para mi), incluso cuando se mete en blockbuster tipo sus dos Sherlock Holmes deja algo bastante interesante en el resultado final, aunque estén tan lejos de los originales de Doyle (hay tantas nuevas revisiones que hasta se aceptan las suyas). O "El hombre de UNCLE" que también es una peli a reivindicar.

Y aquí está Pitt sorprendiendo y componiendo un gran personaje y el habitualmente anodino (en expresión) Statham que también supera lo correcto.

En fin, es una peli notable, no la octava maravilla desde luego, pero bastante divertida ( si tienes un humor muy especial, claro)

Abrazos pidiendo una "caavana"

César Bardés dijo...

Yo reconozco que esta película tiene aciertos extraordinarios y que no deja de ser gamberra. No en vano, a más de un crítico lumbreras de comienzos de este siglo se le ocurrió la idea de bautizar a Ritchie con el sobrenombre de "El Tarantino inglés" y algo de cierto tiene la vaina, aunque reconozco que también posee algo de estilo propio y, quizá, menos deudor.
Ritchie, es verdad, tiene películas notables. Tanto aquí como "Sherlock Holmes" (la segunda, la verdad, me gusta bastante menos), como en "Operación UNCLE" como la más reciente y también muy sorprendente "The Gentlemen" tiene un ritmo y una forma de narrar que resulta vigorosa, fresca, original y con una trampa a la vuelta de cada esquina que, lejos de irritar, resulta enriquecedor.
Creo que el reparto, en general, de esta película está estupendo. Hay interpretaciones que merecen muchísimo la pena, no sólo Pitt y Statham sino también ese excelente actor tan poco reivindicado y que nos dejó no hace mucho tiempo que es Dennis Farina, o la aparición fulgurante de Benicio del Toro, o Vinnie Jones, o el bosnio Rade Serbedzjia que está estupendo como Boris, el tipo al que le ponen un saco en la cabeza.
Sí, es una peli notable, bastante divertida y muy sorprendente.
Abrazos con un trago antes de volar.