lunes, 29 de abril de 2024

FUNDIDO A NEGRO (2006), de Oliver Parker

Danny Huston conoció a Orson Welles. Sabía cuáles eran sus manias y sus mentiras. También sus debilidades. Sin embargo, no se parece a Welles ni de lejos. Probablemente, de las caracterizaciones que ha tenido el actor y director en el cine, que han sido varias, el premio, sin duda, se lo lleve Vincent D´Onofrio por su breve aparición en Ed Wood, de Tim Burton. Sin embargo, es algo seguro que la figura de Welles resulta fascinante para cualquier guionista, libretista o autor porque, amparados en la extraordinaria inteligencia que demostraba, se han urdido las más diversas historias a su alrededor.

En esta ocasión, nos encontramos a Orson Welles rodando en Europa, tratando de superar el divorcio con Rita Hayworth e interviniendo en una vergonzante producción que, en sus propias palabras, fue de “lo peor que he hecho en toda mi carrera”. Se trataba de La máscara de Cagliostro, dirigida por Gregory Ratoff. Con esta excusa, Welles se convierte en una especie de avezado detective cuando uno de los actores es asesinado. A partir de ahí, en las intrincadas calles de algún lugar de Italia, Welles baja a los infiernos, se mezcla con gente poco recomendable, husmea en cada rincón y resuelve el misterio.

La película no está bien dirigida porque desperdicia un punto de partida realmente interesante y se entretiene en retratar el ambiente en el que se tiene que mover un hombre a solas con su inteligencia antes que en narrar la resolución de un motivo que, ya de por sí, es suficientemente fuerte. Aún así, tiene momentos de cierta calidad y, por supuesto, aunque no se parezca a Welles, Danny Huston es un intérprete esforzado, que trata de hacer honor a uno de los grandes amigos de su padre, John Huston, y que trata de ofrecer más un parecido espiritual que físico con el gran director.

Y es que no es fácil destacar por encima de todos los que te rodean y no parecer un pedante insoportable. “Oh, sí. La Segunda Guerra Mundial fue un desastre para la pobre Italia. Su horrible líder fascista, Mussolini, se alió con Hitler y creyó que tenía el billete ganador. Pero, Benito fue fusilado por los partisanos y arrastrado por las calles…Ahora, en 1948, el país no tiene líderes, está arruinado, sumido en el caos. Los ricos siguen siendo ricos. Si no tienes hambre, no tienes ropa. La gente está derrotada y desilusionada y cada vez tiene más hambre. Mientras tanto, el mercado negro está experimentando un auge tremendo. Con un puñado de liras, puedes conseguir lo que quieras”. Y así, se desliza la crítica, se describe lo que no se quiere ver, se desea la verdad entre la miseria. Welles investiga.

Mientras tanto, Orson trata de ganar algún dinero para afrontar sus propios proyectos. Algo que, por otra parte, resultaba bastante difícil teniendo en cuenta que poseía un carácter netamente aventurero, arriesgado, inquieto y complicado. Sólo alguien como él podría haber visto una posible conspiración política en un simple asesinato. Es un error en el que suelen caer los asesinos. Menosprecian a esas estrellas de Hollywood que sólo vienen a probar la dolce vita, hincharse de spaghetti a la bolognesa y escuchar música de mandolina. Orson era cualquier cosa, menos eso.

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