miércoles, 3 de abril de 2024

LA SOMBRA DEL REINO (2007), de Peter Berg

 

Lo imposible ocurre. Y hay que investigar sobre el terreno. Sí, en teoría, Arabia Saudí es un país amigo, pero es sólo una razón puramente económica. Cuando un equipo de agentes se traslada allí para escudriñar el terreno y las circunstancias, el ambiente es hostil. Nadie se fía de los amigos americanos, que sólo vienen a destapar un complot en el que el terrorismo no es que esté permitido, pero no está lo suficientemente condenado. Incluso con víctimas saudíes sobre el terreno. Hasta un policía local, honrado, eficiente y leal, es torturado por las propias autoridades saudíes para aclarar si estuvo involucrado de alguna manera en el atentado. Si eso se averigua, los americanos no harán ninguna falta. Y eso que el equipo está reducido sólo a cuatro personas. Cuatro tipos extremadamente competentes que saben lo que se hacen y que deben soportar la mirada escéptica e inhóspita de los policías y militares con los que, se supone, deben cooperar. Es la sombra del reino saudí, que lo domina todo, no deja lugar a la disidencia, coopera aparentemente y actúa con una mano algo más que blanda con los que ponen bombas a traición.

Y es que para investigar a fondo, hace falta bajar a los pozos, enfrentarse. Los americanos tienen prohibido llevar armas, pero, al final, va a ser inevitable pegar unos cuantos tiros cuando los terroristas amenazan la propia seguridad del grupo. Por supuesto, habrá algún inocente sacrificado por el camino. No es amable la historia. No es verdad que cuatro americanos puedan dar lecciones de nada a los árabes razonables. La desconfianza es lo que flota en el ambiente. Y no hay muchos lugares en los que refugiarse.

Nuevamente, un director como Peter Berg demuestra de lo que es capaz cuando tiene una historia potente entre manos. No es otra historia sobre terroristas. No es otro cuento sobre un equipo especializado que se traslada al desierto para demostrar con la fuerza lo que no son capaces de evidenciar con la inteligencia. Es una película inteligente, con acción, sí, pero con cargas de profundidad bien calibradas, con crítica hacia ambos lados y con una interpretación medida y justificada de Jamie Foxx, Jennifer Garner, Jason Bateman y, sobre todo, Chris Cooper. Todos ellos perdidos en la maraña de dificultades que entraña una investigación en la que, inevitablemente, algún saudí está implicado. El ritmo es bueno, la intriga es atrayente y, desde luego, algo de nerviosismo hay en la realización dejando claro que ése es uno de los peores defectos de Berg detrás de las cámaras. Cuidado con los explosivos. Están escondidos entre los vehículos autorizados.

Y es que llega un momento en que el deber deja paso al deseo de supervivencia y no hay muchas más consideraciones. Buenas personas hay en todas partes. Malos, también. Y no siempre los buenos hacen siempre cosas buenas. Y no siempre los malos hacen cosas malas. Todo depende de cuánto apriete el sol y del grado de libertad con el que se viva. La paz sea con todos. El problema está en que, por cada muerto, habrá diez resistentes nuevos.

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