miércoles, 10 de abril de 2024

LOS VIOLENTOS DE KELLY (1970), de Brian G. Hutton

La idea cae por casualidad en los oídos de una patrulla de tipos en el frente francés. Hay dieciséis millones de dólares en oro guardados en un banco en un pueblo perdido. El único problema es que está detrás de las líneas enemigas y hay tres tanques guardando la entrada. Pan comido para hombres con iniciativa. Y en eso, Kelly es un maestro. Sabe dónde está el oro. Sabe quién puede ayudarle. Sabe montar una misión privada sin que se enteren los mandos. Sabe conseguir apoyo de morteros y tanques. Lo mejor de todo es que, a pesar de algunas sospechas, ninguno de sus aliados es excesivamente ambicioso y todos trabajarán para que el robo salga bien. Aunque no sea exactamente un robo. Aprovechando que el oro pasa por detrás, la patrulla privada de Kelly va a abrir una brecha en el frente. Y eso va a llegar a oídos de un general deseoso de gloria. Y también hay una brigada de pontoneros por ahí, trabajando a destajo con tal de conseguir un pellizco. Las campanas del pueblo redoblan. Y ahí están los héroes de Kelly, que hace un triunvirato de entendimiento mutuo con el responsable de Big Joe y con el loco de Oddball. Al fin y al cabo, al éxito se llega como se llega a todo en esta vida. Negociando.

Por el camino, habrá tiempo para dejar algún que otro compañero atrás y también para el humor. Algunos de los hombres no son demasiado inteligentes, pero no importa. Son buena gente y están dispuestos a dejar salir humo de sus ametralladoras con tal de salir de Francia con equipaje extra. Esto es una misión suicida, pero quizá sea para los demás. La patrulla de Kelly va a atravesar medio país, va a estar acompañada de un tanque Sherman trucado con un alargador de cañón falso para asustar a los contrincantes y hay que mantener pensamiento positivo, hombre. Deja tus pesimismos en otro sitio, hay que creer, si no crees, no llegas a ningún sitio, ni siquiera a ese banco en el que, no se sabe por qué, los alemanes han almacenado unos kilitos de oro muy golosos.

Brian G. Hutton dirige esta película con acierto, en un género que él dominaba a la perfección, con un reparto muy seguro en el que destacan Clint Eastwood, Telly Savalas, Don Rickles y, sobre todo, un maravillosamente anárquico Donald Sutherland. Como nota negativa podemos apuntar el histriónico general que encarna Carroll O´Connor, que debió creer que la mejor manera de dar un tono cómico era pasarse de rosca. En cualquier caso, la película es divertida, fresca, llena de acción, con secuencias bélicas bien rodadas, con diálogos hilvanados con maestría y con el entretenimiento por bandera. No es poco para una historia que algunos, en la época de su estreno, llegaron a tildar de poco seria y de juguetear con la liberación de Francia para glorificar a unos ladrones. Tonterías. Esos sí que no tenían pensamiento positivo. Se disfruta, se ríe, se acompaña y se desea ser uno más de esos héroes que abren una brecha en el frente y, de paso, se llenan los bolsillos. Unámonos.

 

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