martes, 20 de octubre de 2020

HORIZONTES DE GRANDEZA (1958), de William Wyler

 

El carromato avanza por la polvorienta llanura y un gran país se extiende ante él, más allá de donde, incluso, los ojos de un marino pueden llegar a alcanzar. En esas tierras hay sudor, trabajo, perseverancia…es casi un océano de ambiciones donde unos no se soportan a otros, donde las viejas rivalidades perviven como si fueran olas continuas de inquina y desprecio. Tan sólo se desea ganar al otro y el lechuguino Jim McKay lo va a comprobar de primera mano. Él llega para intentar navegar entre las colinas y las planicies de la mano de la mujer que cree amar, pero nada es como se había imaginado. La competencia es feroz y todo está organizado a través de verdaderos clanes que han echado el ancla en tierra y no pretenden moverse ni un ápice de sus posiciones de salida. Es el gran país, los horizontes de grandeza, que recogen las pequeñas y mezquinas debilidades humanas.

McKay no es un hombre del Oeste. Su brújula no es la victoria, sino el seguir adelante y, si es necesaria la cooperación, bienvenida sea. Él no busca ni la aprobación, ni la reprobación de los demás. Sólo pretende conducirse a través de los mares de su propia ética, mucho más alta que la de los propietarios de las inmensas praderas. Ellos quieren gobernar el agua, dictar sus propias leyes, marcar sus propios pasos. McKay, como buen navegante, sabe que el hombre no deja huella por sí mismo, sino por sus actos. Y allí, en el gran país, no hay ni rastro de humanidad. Él sabe, porque lo ha experimentado en sí mismo, que la violencia no es un medio para resolver los problemas. Y tratará de que todo el mundo lo entienda.

Puede que, en algún rincón de ese gran país, también haya alguien que verdaderamente le comprenda y vea el tipo de hombre que es. Tal vez esa mujer sí sea el puerto de destino, el muelle de descarga y la auténtica singladura en los interminables pastos de las pasiones humanas. Aún así, también es posible que Jim McKay tenga que demostrar que hay algo más que horchata en sus venas. Todo tiene un límite. Y una noche oscura tendrá que batirse con el hombre más duro a este lado de la frontera. Sólo para constatar, una vez más, que los puños, las pistolas o la fuerza nunca son la solución.

William Wyler dirigió con grandeza. Gregory Peck, Charlton Heston, Jean Simmons, Charles Bickford, Carroll Baker, Burl Ives y Chuck Connors interpretaron con intensidad. Jerome Moross compuso con la épica en la batuta. Y nosotros, los espectadores, nos extasiamos ante ese horizonte que parece no tener fin que ya nos presenta el gran Saul Bass en los extraordinarios títulos de crédito. Quizá el cine se halle muy cerca de ese carro que va dejando una nube de polvo en su camino, presentando la vasta extensión de los distintos puntos de vista de un país sin límites, de unos humanos que caen en la prisión del orgullo y de una película que debería figurar en la memoria cinéfila de todos…aunque a algunos les interese poco la historia de ese lechuguino trasplantado del Este.

8 comentarios:

dexterzgz dijo...

Como bien dices, lo de menos en esta película es la historia. Todo lo demás, la puesta en escena, la fotografía, el formato panorámico, por supuesto la banda sonora es admirable y ha hecho de ella un mito. Me ha hecho gracia lo de la historia del lechugino, pero es que es verdad, la historia es demasiado convencional y no tiene la épica que sugiere el título en castellano.

Por lo demás no acabo de ver a Gregory Peck en los western (suponiendo que esto lo sea) y Carroll Baker me parece bastante insoportable. Así que me quedo con la fuerza que transmite Jean Simmons y Burl Ives. Pero esta película tiene todo lo necesario para que me enganche a ella casi siempre que la pillo en un pase televisivo (y eso que para verla hay que ir merendado de casa).

Abrazos domando a un caballo salvaje

César Bardés dijo...

Es que, tradicionalmente, esta película ha sido considerada un "western" y fíjate que, para mí, no lo es tanto. Tiene formato y hechuras de culebrón, de novela-río que, casualmente, ocurre en los tiempos del Oeste, pero no es un western. A Gregory Peck...bueno, vamos a ver. No me encanta Gregory Peck salvo en determinadas ocasiones (por supuesto, en "Matar a un ruiseñor"). Es muy estirado, poco versátil (aunque se descubre su talento para la comedia más comedia en "Mi desconfiada esposa"). Creo que en el western, su mejor papel es en "Cielo amarillo", de Wellman, que me parece una grandísima película hecha con tres dólares mal contados.
Sin duda, la fuerza de la Simmons y de Ives interpretando sus papeles son de lo mejor. Y, como bien dices, es que la historia no importa demasiado. Sencillamente porque es un "Falcon Crest" en toda regla (con sus naturales variaciones y contradicciones).
Abrazos desde la valla.

carpet_wally@gmail.com dijo...

Yo si veo a Peck en los western, tiene alguno de mucho nivel, además de esta enorme película que va más allá del propio género, como bien decís. Es la calma frente a la furia, la sensatez frente a la agresividad, el bien común frente al odio.



Pero ahí está "El oro de Mckenna" que a mi me gusta mucho, "Cielo amarillo" que también me parece un gran western, por supuesto esa otra maravilla que es "La noche de los gigantes", esa pelívcula que tanto le gusta al maestro Lobo "Duelo al sol" o si me ponéis, no deja de ser una especie de western la mismisima "Gringo viejo".

Y sobre la peli, poco más que decir, salvo que a partir de este film empecé a ver con malos ojos a Charlton Heston. Y que Burl Ives demuestra que era un actorazo.

Abrazos en esa diligencia cruzando la llanura al ritmo de esa increíble banda sonora.

Una maravilla que acompaña a los títulos iniciales

César Bardés dijo...

Es muy curioso. Me he encontrado muchos fans de "El oro de McKenna" y a mí siempre me ha parecido una película bastante chapucera, con un montaje de andar por casa y algunos decorados de traca. Es verdad, la tengo que revisar, dado que hay tantos que clamáis por esa película.
Cierto, me gusta muchísimo "La noche de los gigantes", creo que es una de las mejores películas de Gregory Peck y no está lo suficientemente valorada y él lo hace realmente bien. Sin embargo, ahora que no nos oye nadie...tiene papeles que no, que no. Sólo hay que ver las caras que pone en la moto de "Vacaciones en Roma" (esa película hubiera ganado muchísimo con William Holden, por ejemplo), y,es posible, que sea el protagonista de una de las "cosas" más espantosas que he visto en mi vida con vocación de cine clásico que es una película que se llama "Sólo el valiente", también un western, por cierto. Fue memorable verla con otros dos amigos en casa de uno de ellos. Creo que no dábamos crédito a lo que veíamos.
Sin embargo, sí, Peck, tiene otras que son maravillosas como "El cabo del terror" o las que ya he nombrado, no es un nombre a descartar en absoluto.
También estoy de acuerdo, Burl Ives era un actor como la copa de un pino.
Esos títulos de crédito iniciales...son arte. Saul Bass colocando la cámara en cenital sobre el eje de las ruedas del carro mientras suena la música de Jerome Moross...me pone los pelos de punta.
Abrazos grandes.

jander dijo...

Charlton Heston haciendo de Charlton Heston... Gregory Peck bordandolo como lechugino del este, y esa música... los planos de la paliza, desde lejos, en la llanura , me parecen extraordinarios. Charlton Heston demuestra (una vez más) que es un actor sublime... fijaros en la expresion de su cara, desprecio y respecto, antes y despues de la paliza. Cuantos actores pueden hacer eso sin abrir la boca? Era un actorazo como la copa de un pino.

César Bardés dijo...

Pues mira, Jander. Siento disentir. No me gusta demasiado Charlton Heston. Tenía enormes virtudes, como su enorme físico (imponente) y su extraordinaria voz (escucharlo en versión original es una auténtica delicia) pero, en muchas ocasiones, me resulta afectado a más no poder. Es verdad, ahí te doy la razón, que con William Wyler llega a sus máximas expresiones interpretativas. Está muy bien aquí, y está muy bien en "Ben-Hur". Y me gusta muchísimo en otra película que es "El tormento y el éxtasis" en la que creo que está realmente bien, pero en otras...uf...me cuesta mucho esa expresión de torcer la cabeza con mirada intensa y tratar de imprimirle trascendencia a todas y cada una de sus escenas.
En todo caso, agradezco el comentario, eso es lo que ensancha miradas aunque no lo creas. Y, por supuesto, perdona la tardanza en contestar porque, al coincidir con vacaciones, no he tenido oportunidad porque quería descansar de teclas.
Un saludo y gracias de nuevo.

Anónimo dijo...

Una de las mejores escenas de créditos, por añadidura 100% cinematográfica, diseñada por Saul Bass, enfatizando la horizontalidad del formato panorámico, el culto al objeto -la rueda de carruaje-...

César Bardés dijo...

Es que Saul Bass era y sigue siendo el mejor. Todos sus títulos de crédito son puro cine. Y sí, ése plano sobre el eje de la rueda del carro es fantástico en cuanto a concepción y significado. Gracias por acordarte de ello.