Nunca
digas que tantos años de convivencia, de haber compartido fracasos y triunfos,
de haber criado a un niño en los acantilados de Dover y de tantas sonrisas y
tantas lágrimas, la lucha fue baldía. En muchos años, quizá alguien exigió de
más y alguien más fue incapaz de darlo todo. Las palabras no tienen todo el
poder, pero son verdaderas losas en el ánimo cuando se dedican a destacar la
inutilidad, lo que se hace mal. A veces, recordar la mediocridad no es, ni
mucho menos, el camino más indicado para alcanzar la felicidad. Y ahora, el
destino es el encargado de cerrar la puerta.
Nunca digas que no
recuerdas aquellos días en los que un niño se columpiaba entre nuestras manos y
sentía que la vida se abría tan ampliamente como la mirada infinita sobre un
océano. Fueron momentos brillantes, inolvidables, punteros. Se convirtieron en
la cima de la vida y ni siquiera se dieron cuenta los que los vivieron.
Aquellos años se disfrazaron de algo más que de una taza de té, que de los
pequeños detalles con los que se viste la rutina. Y, cuando todo eso se
derrumba de repente, no es fácil de asimilar porque la ceguera de la desgracia
impide ver dónde estuvieron los errores y cómo se pudieron reparar. La soledad
es lo siguiente y no se puede asumir así como así. Incluso es posible que la
solución pase por mirarlo todo desde lo alto de los acantilados de las rocas
blancas de Dover.
William Nicholson, el
reputado guionista de aquella maravilla titulada Tierras de penumbra, de Richard Attenborough, ha dirigido esta
película con sentimiento, estructurando toda la historia a través de diferentes
episodios que narran con sensibilidad una ruptura y un encuentro, un ruego y
una evidencia. Puede que el amor no lo cure todo y, en el rostro de Annette
Bening, de Bill Nighy y de Josh O´Connor se expresan todas las dudas, todas las
incomprensiones y todos los cataclismos de un mundo que parece perfectamente
ordenado y que, sin embargo, se desmorona en apenas unos minutos. Todo para
llegar a la conclusión de que es mejor no utilizar el dolor como arma y que hay
que saber cuándo hablar, sin duda, pero, también, cuándo callar. El resultado
es una película de cierta emoción, con los tres personajes perfectamente
trazados y en los que se puede bucear con facilidad para encontrar sus
debilidades y sus fortalezas. Los años también marcan las arrugas del carácter
y, es posible, que los defectos se acentúen con mucha mayor claridad. Y la
catarsis será para quien aún tiene la capacidad de mirar hacia adelante.
Nunca digas que no aprendiste nada mientras leías los poemas que te hechizaban, porque llegará un día en que esperarás que él aparezca concediendo una última oportunidad. No habrá más más días, ni más esperanzas, porque, quizá, sólo es amor lo que se ha mendigado y no es suficiente. No hubo valoraciones, ni ánimos, sólo censuras y reproches. A menudo, menudos, insignificantes, casi imperceptibles, pero los granos de arena forman desiertos y éste es más grande y más inhóspito del que puedes llegar a calibrar. Los cuerpos no se abandonan y se desnudan por el camino de hielo, no se vuelven a levantar por la exigencia y por esa forma de pedir obligaciones que ya no se tienen ilusión por dar. No, no digas que fue una lucha baldía, porque no lo fue. No lo digas. Es mejor dar por hecho que los días y noches pasaron y que ahí hubo algo muy parecido a la felicidad. El resto lo hizo la vida.
4 comentarios:
Pues como dice aquí el amigo, otra para la tele. No porque no haya ganas de ver a estos actorazos que siempre es un gusto, pero la realidad de volver a los cines en estos tiempos vuelve a ser complicada. Dicen que Annette debería estar de nuevo nominada al muñequito (otra cosa es que lo gane, a muchos nos gustaría ver a la señora Beatty con uno en la mano por fin).
Es una de las grandes a las que le falta, y entre las veteranas ya empiezan a ser muchas (Close, Pfeifer, Weaver).
El argumento me recuerda vagamente a otra película estupenda de hace unas temporadas que se llamada "45 años" con Charlotte Rampling (añádase al grupo) y Tom Courtenay, excelentes ambos dos.
Y Nicholson no es solo guionista de esa obra maestra que citas, de hecho vuelve a la dirección más de veinte años después de "A la luz del fuego", un melodrama de época que tampoco estaba nada mal.
Abrazos nostálgicos
Pues lo siento, mientras los cines estén abiertos, yo voy. Me imagino que en Aragón no es así, pero tengo que defender siempre lo que siempre ha sido mi hogar.
En cuanto a la película, bueno, pues es pequeña, casi insignificante y se puede resumir perfectamente como "la historia de una separación", pero la Bening articula su personaje de una manera que llega a ser odiosa y querida a partes iguales. Y, en todo momento, comprendes sus razones y sus comportamientos. Y además también se lleva lo suyo.
Buenos apuntes haces con la película de Courtenay y con el recordatorio de la dirección de Nicholson. Este hombre siempre me ha caído bien.
Abrazos desde lo alto.
Yo creo que en Aragón los cines si están abiertos, pero da un poco yuyu ir a las salas...tampoco hay una oferta maravillosa.
Y tiene buena pinta la película, pero a mi ahora no me pilla bien un drama sobre desamor...demasiada pesadumbre a diario como para angustiarme un poco más.
Si he visto "El juicio a los 7 de Chicago" (Netflix) y me parece que merece mucho la pena.
Y sobre Nicholson, tiene cosas buenas, si...pero también estuvo en el guión de "Gladiator" o "El primer caballero"...ejem.
Abrazos frente a la costa
Yuyu da ir a cualquier sitio. Y no hay día que no piense yo mismo en eso cada vez que voy al cine, pero ya me lo he tomado como un acto de defensa y de rebeldía. Será pequeña, insignificante, nada, pero podré decir que algo hice cuando cierren definitivamente los cines.
Tampoco es tanta pesadumbre la que hay en la película, de todas formas también hay que ser realista. Llega a ser una película interpretada por dos actores con menos tirón y la cosa se queda en un estrenos TV con producción BBC.
Dicen mucho de la película de Sorkin. Da igual, con toda probabilidad no la veré porque dudo mucho que llegue a estrenarse en cines.
Y en cuanto a las cosas malas de Nicholson, hombre, claro, todo el mundo tiene cosas malas. Incluso John Ford tiene "María Estuardo" y Billy Wilder "El vals del Emperador".
Abrazos en tren.
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