El rey Felipe IV dice
que quiere ver desnuda a su mujer. Y Ave María Purísima, sin pecado concebida.
La que se arma en la Corte es de padre y muy señor mío. Sin embargo, eso no es
todo. Ante el escándalo y la sinvergonzonería que parece haberse instalado en
la cabeza real también se alza una especie de ambiente raro, casi mágico, en el
que diversos conjuros, o hechizos, se han dado cita para dar al traste con el
más poderoso reino que hayan visto ojos plebeyos. Por un lado, un misterioso jesuita,
de ideas demasiado liberales para la época, interviene en el asunto del cual,
por algún misterioso poder no escrito, también opina la Iglesia. Por otro, el
valido del Rey, el Conde-Duque de Olivares, quiere funcionar como es debido y
hacerle un hijo a su mujer. Aún por otro, un extraño caballero que lanza el
sombrero como nadie llega a la Corte sembrando lujurias y deseos. Esto no se
puede consentir en un reino católico y devoto como es el de España. Para eso ya
estará el fraile dominico de la Inquisición que pondrá los puntos sobre las
íes, las coronas sobre sus cabezas y espantará la brujería que parece haberse
instalado de manos del mismísimo Diablo.
Mientras tanto, el Rey
pasmado sólo es un joven deseoso de enamorarse. Sí, el sexo con prostitutas está
muy bien, pero él tiene una esposa bonita, a la que desea desear. Y con tanto
ropaje, tanto miriñaque y tanta espadita es imposible. Así que, por alguna
razón ignota en la que la sangre que corre por las venas del arco del triunfo
tiene algo que ver, los sitios religiosos son los más adecuados para llevar a
cabo los deseos tanto del Rey como de su valido. Y no se hable más que las
noticias de Flandes no son nada halagüeñas y eso seguro que es porque el Rey
quiere ver a su esposa en paños menores. O, mejor, sin paño alguno.
Excelente película de
Imanol Uribe con un reparto extraordinario en el que destaca Juan Diego como el
Padre Villaescusa, ladino y despiadado, mientras que Gabino Diego, sin duda,
encarna al mismísimo Felipe IV en físico y modales. Javier Gurruchaga, por otra
parte, le pone pasión a su Olivares, siempre comedido salvo cuando entre
cánticos religiosos y rodeado de beatas posee a su esposa en el coro. Eusebio
Poncela, Eulalia Ramón, Emma Cohen, Carme Elías, Enrique San Francisco,
Fernando Fernán Gómez, Laura del Sol, Joaquim de Almeida, María Barranco y Anne
Roussel completan un reparto completo y ejemplar para dar vida al maravilloso
relato de Gonzalo Torrente Ballester Crónica
del Rey pasmado que, además, y por si fuera poco, contiene una de las
bandas sonoras más memorables del cine español compuesta por el maestro José
Nieto.
Y es que todo era poco para que, en esa España de ropajes negros e intenciones ocultas, pudiéramos creer que caminamos en medio de esas calles empedradas y de esas rancias parroquias y de que los conjuros, no siempre pertenecen a las culturas paganas. Ya se sabe. España y Dios ante todo, hijos míos. Aunque para ello haya que fornicar en suelo sagrado como posesos.
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