En Yugoslavia, en plena
guerra, los partisanos también marcaban a los que no lo merecían. En este caso,
cinco mujeres, sospechosas de haber sido concubinas del invasor, son condenadas
a raparse el pelo para llevar sobre sí la vergüenza. En el fondo, han
colaborado con el enemigo. Eso piensan. Y, por si fuera poco, sus compatriotas
también van a hacérselo pasar mal. Sin embargo, en estas cosas siempre se
olvida un factor muy importante que resulta ser diferenciador. Son mujeres. Es
esa especie humana que jamás se rinde. Es incapaz de asimilar algo tan sencillo
como la retirada. Esas mujeres van a lucir su calvicie con orgullo, y van a
luchar, y van a demostrar con creces, que son más valientes que los hombres.
Con armas. Con disparos. Y sin piedad.
En tiempo de guerra, no
hay lugar para el amor y la compasión. La humillación, esta vez, va a servir de
acicate y se unirán a los partisanos dándolo todo para demostrar que su
colaboración fue sólo un medio de supervivencia y que, si hay que morir, se
muere. No hay complacencia en la historia. Sólo lecciones que acabarán por ser
arrolladas por la apisonadora de la crueldad. En el camino de la más dura de
todas ellas, no dejarán de sentir remordimiento y odio. Y, curiosamente, esas
cinco mujeres marcadas encontrarán algo en común con un prisionero alemán que
dejó sus confortables clases universitarias para convertirse en oficial. Así,
exploraremos la personalidad de estas fascinantes resistentes. Con acción y con
emoción. Y sin dejar de decir en ningún momento que la guerra no lleva a
ninguna parte en ningún bando.
Martin Ritt dirige esta
notable y muy desconocida película con un reparto extraordinario. Las cinco
mujeres marcadas son Silvana Mangano, Jeanne Moreau, Vera Miles, Barbara Bel
Geddes y Carla Gravina. El oficial capturado alemán es Richard Basehart, y los
guerrilleros partisanos son Van Heflin y Harry Guardino. Todos ellos en
interpretaciones muy contenidas, huyendo del melodrama fácil y adentrándose en
una historia de rabia interior que desemboca en una situación de guerra, con
sus secuencias de acción y sus introspecciones profundas, con algún que otro
personaje sin desarrollar del todo, pero haciendo de esta película una joya
escondida en algún almacén de una distribuidora.
Y es que siempre merece la pena cualquier demostración de coraje colectivo por parte de unas heroínas que deben sacar lo mejor de sí mismas en una situación extrema. La líder, la fina, la amargada, la irónica, la joven…todas ellas lucharán por ser aceptadas haciendo gala de sus voluntades acorazadas en un entorno de hombres, pensado para hombres, defectuoso por los hombres y viciado por los hombres. Se moverán dentro de reglas muy estrictas y, al final, sólo habrá un regusto de tristeza. Tal vez porque la guerra, no importa quién la libre, no posee finales felices. El placer culpable se encargará de la munición y el castigo se presenta como algo que debió ser totalmente prescindible cuando todo estalla alrededor. No habrá solemnidad, pero el drama será sincero. Cubran sus cabezas.
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