No cabe duda de que el
tiempo no pasa en balde sobre las películas y, en esta ocasión, es más que
evidente. Sin embargo, si la revisamos con la suficiente distancia, podemos
comprobar, sin temor a equivocarnos, cuán profética ha sido en alguna de sus
predicciones que, en el momento de su estreno, nos parecía pura
ciencia-ficción. A pesar de todo ello, de sus defectos temporales, sigue siendo
una película de acción con la que se disfruta si somos capaces de situarla en
su debido intervalo. Por supuesto, el villano es tan estereotipado y tan
excepcionalmente mal interpretado que también lastra el resultado final (y ya
lo hacía en el año 1984) porque Gene Simmons no deja escapar ni un solo
fotograma sin subrayar con la mirada y con sus actitudes que él es el malo
malísimo más malo de toda la historia de la maldad. Pero el resto es divertido,
con gracia, con algo de sabor a anticuado, pero con acción, con ritmo y con
algún que otro giro en el argumento que no llega a ser decisivo, pero sí es
algo sorprendente.
Tras las cámaras, el
propio Michael Crichton que no debió de encontrar la experiencia demasiado
gratificante porque no volvió a ponerse oficialmente tras las cámaras salvo
para remedar lo que estaba haciendo John McTiernan con El guerrero número 13. Toda la historia profundiza en sus
obsesiones por el control tecnológico y por el peligroso juguete de la
evolución a través de las máquinas, pero parece que sólo disfruta cuando hay
persecuciones, tensiones y planos subjetivos de balas inteligentes. Quizá,
habría que revisar esta película de nuevo y realizar una nueva versión de la misma.
Puede que impactara bastante con las debidas innovaciones visuales y
predictivas.
Por otro lado, Tom
Selleck encarna a un protagonista de una pieza, simpático en todo momento,
dominador con la presencia, experto en el movimiento y no hay ningún miembro en
el reparto que le pueda hacer sombra. Ni siquiera Kirstie Alley, en su época
más atractiva físicamente, consigue pasar por encima de la personalidad del
actor, que impone el ritmo y la elegancia y trata de elevar toda la trama un
poco por encima con un personaje que podría estar en las antípodas del que
realizó Will Smith para Yo, robot,
otra película que sería una perfecta candidata para ser una actualización
interesante de ésta y desde otra perspectiva.
Así que tengan mucho cuidado con ese robot-aspirador que va rebotando por los zócalos, o con ese útil robot de cocina que les hace esos platos deliciosos con los que deleitan a su familia, o, incluso, con ese ordenador personal con el que usted intenta escribir críticas que son auténticas maravillas de la literatura. Los chips mandan y, si tienen algún defecto que incluye la agresión contra sus dueños, ya están condenados. Piensen que ya es un problema que su computadora se quede totalmente petada cuando tiene que enviar unos cuantos problemas. Aíslense los dedos por si acaso. Las conspiraciones existen, los científicos locos también. Y aún no se ha creado ninguna brigada especial para investigar el comportamiento raro de todos los aparatitos llenos de botones y teclas que controlan, de forma temeraria por nuestra parte, toda nuestra vida.
No hay comentarios:
Publicar un comentario