Un hombre en fuga.
Estuvo en el lugar equivocado en el momento menos adecuado y sólo puede ir
hacia adelante. Tratará de demostrar su inocencia, pero no va a ser fácil. Los
tipos que le persiguen son de cuidado y la noche no será suficiente para esconderse.
Tendrá que recurrir a su vieja experiencia de soldado en el frente de Europa
para luchar en medio de la nieve, para reconocer el rostro más hermoso en medio
de una cena, para contar con la ayuda de un investigador que sabe hacer muy
bien su trabajo en medio de la calle. Sin embargo, los dos individuos de
cinismo redondeado, sonrisa de cartucho y disparo sin pensamiento, son
pertinaces. No sueltan la presa. Querrán saber dónde está la maldita maleta. Un
inoportuno accidente cerca del lugar de una acampada y todo se va al traste.
Sólo hacia adelante. Y mirando mucho por encima del hombro. La siguiente sombra
puede ser la de ellos. Y el desprecio también les inunda. No conciben que la
honestidad sea un modo de vida y que el dinero no sea lo más importante para
cualquiera. Jimmy Vanning va a correr. A correr mucho. Y le van a alcanzar.
Entre zancadas, Jimmy
conocerá a una chica que es pura elegancia. Su forma de mirar es
irremediablemente inteligente y es capaz de hacer cualquier cosa si encuentra
al hombre que la lleve en volandas hacia el amor. La chica tiene agallas, tiene
belleza y está un punto por encima del ambiente en el que se mueve Vanning que,
al fin y al cabo, no es más que un ex combatiente que trata de encontrar un
sitio en la vida. Por allí al lado, pidiéndole fuego en una esquina, también se
halla un investigador de una compañía de seguros. Lleva tiempo siguiéndole y se
ha convencido de que Jimmy Vanning no tiene nada que ver con la desaparición de
trescientos cincuenta mil dólares. Es un buen tipo. Tiene profesionalidad a
raudales y calma por cientos. Es capaz de prever los próximos movimientos con
bastante exactitud y la inteligencia corre por sus venas. Entre los tres
formarán una especie de equipo para luchar contra esos dos pistoleros que sólo
entienden de callejones. Tal vez por eso se pierden en un espacio abierto. Ahí
es donde Jimmy Vanning podrá vencerles porque está acostumbrado a las
trincheras, al combate cuerpo a cuerpo, a la verdad a cielo abierto.
Jacques Tourneur dirigió con extraordinaria habilidad esta muestra de cine negro trepidante, muy lejos de su anterior Retorno al pasado, pero añadiendo toques de azabache para que la película no sea sólo una simple película de acción. Hoy en día, eso es lo que sería. Para ello cuenta con un algo inexpresivo Aldo Ray en el papel protagonista, pero, detrás de él, se encuentra una maravillosa Anne Bancroft, rara vez más guapa y elegante, James Gregory, rostro mil veces conocido en papeles de cariz negativo y que, en esta ocasión, incorpora al avezado investigador, Brian Keith, muy alejado de sus papeles amables para ser un asesino sin escrúpulos y un fantástico Rudy Bond como el psicópata criminal de la pareja de facinerosos que van detrás de esa maleta que ellos mismos robaron y que perdieron en la alta sierra. El resultado es una película trepidante, muy seria a pesar de su convencida serie B, con sentido, con una corta duración y con un gran talento. Una película que hay que ver para no perder las maletas de dónde se halla el verdadero cine.
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