viernes, 25 de marzo de 2022

EL PODER DEL OSCAR

Puede que este año, sin ser una temporada de grandes películas salvo raras y muy contadas excepciones, el Oscar ayude a que la gente vuelva a tomar gusto por el cine. Es difícil con la competencia desleal que están haciendo algunas plataformas, en lo que es un tipo de monopolio bastante cubierto, pero… ¿quién sabe? El cine siempre ha sobrevivido y es posible que no toque la cuerda envenenada de reservar las películas sólo para aquellos que compren un paquete completo. Y el que no lo vea, más vale que se vaya a cantar con un coro de sordomudos.



El caso es que las nominadas este año destacan porque el nivel no es demasiado alto, aunque sí que comienzan a verse algunos títulos de interés que eleven lo demostrado en plena pandemia. Ahí está la gran favorita para hacerse con el premio a la Mejor película del año como es El poder del perro, de Jane Campion. Tiene todas las papeletas para llevarse el calvo de oro a casa, aunque Coda,de Sian Helder está escalando posiciones peligrosamente y puede ser la gran “tapada” de la noche. Aún así, sería injusto que Belfast, la mejor de todas, la mirada de un adulto hacia sus recuerdos de niño, termine con algún que otro premio de consolocación.

Para el mejor actor, el mejor colocado es Will Smith por El método Williams, una película cortita, sin estar mal, que, en condiciones normales, no hubiera merecido ni una ojeada por parte de los académicos, pero varias bazas juegas a favor de Smith. No ha tenido nunca el premio, a pesar de que ya lleva encadenadas unas cuantas nominaciones (la mejor de todas ellas, aunque la película tampoco estuviera mucho a la altura –más que ésta, sí- fue la de Alí, de Michael Mann). También está arrasando en los premios previos a la gran noche del cine. No obstante, la mejor interpretación masculina del año es para Benedict Cumberbatch por El poder del perro.

Para la mejor actriz, se presenta una categoría muy abierta y no hay una favorita clara. El premio, en justicia, debería ser para Jessica Chastain por Los ojos de Tammy Faye, es la mejor interpretación entre ellas, de largo, aunque la película interese poco por ser una biografía de unos estafadores evangélicos que, en todo momento, creen que están haciendo lo adecuado por mandato de Dios. El tema ya fue tocado con auténtica brillantez por Richard Brooks, allá por 1961, en El fuego y la palabra, y Burt Lancaster se llevó el gato al agua. Este año, turno para Chastain.

En cuanto a actores en un papel secundario, aquí es donde sí va a ganar Coda porque la interpretación enérgica y airada de Troy Kotsur en la película tiene muchos adeptos, aparte de favorecer la tan manida inclusión de las minorías. Aún así, de la terna de candidatos, es la mejor aunque, tal vez, Kodi Smith-McPhee pueda hacerle sombra con ese frágil elemento que se mueve en las praderas de El poder del perro. Y no molestaría nada, pero nada, que el premio fuera para el estupendo J. K. Simmons por Being the Ricardos, pero ya tiene un calvo en su estantería y sus posibilidades se reducen.

En cuanto a la actriz secundaria, el nombre está claro. Ariana DuBose se llevará el gato al agua por su Anita de West Side Story. Así se le da algo de mérito a Steven Spielberg y a su discutible versión de la inmortal historia de Arthur Laurents con música de Leonard Bernstein y Stephen Sondheim. Mirando todo fríamente y con la vista puesta en las otras candidatas, puede que sea la opción más cabal.

El director también tiene un nombre claro y, en esta ocasión, vuelve a ser directora. Es Jane Campion por El poder del perro. A pesar de que se le pueden poner algunos defectos, sobre todo en cuestión de ritmo, entendido por algunos trechos de exasperante lentitud, también es verdad que la Academia se quedó con ganas de premiarla por aquel trabajo, muy superior a éste, que fue El piano. Spielberg, es verdad, dirige como los ángeles, por mucho que su versión de West Side Story le falte tino. Y, desde luego, Kenneth Branagh merecería el premio, pero la ganadora va a ser Campion y, casi, sin discusión.

En cuanto a la película extranjera, el calvo va a viajar a Japón con Drive my car, otra película que tiene problemas de ritmo (tres horas para contar lo que cuenta acaba por ser excesivo), pero que establece un mundo interior muy interesante, entre otras cosas, porque lo proyecta sobre unos ensayos teatrales y las tormentas que agitan a sus protagonistas. Una concepción interesante que no está pasando desapercibida. Con menos opciones aparecen la película de Paolo Sorrentino Fue la mano de Dios (lastrada también con una segunda parte alargada en exceso), aunque con pocas posibilidades porque el director italiano ya tiene el premio, y La peor persona del mundo, de Joachim Trier, una película muy interesante, pero que resulta irremediablemente liviana en comparación con la de Ryusuke Hamaguchi.

Dune, condenada a ganar las categorías técnicas, tiene posibilidades de llevarse el premio al mejor guión adaptado, una especie de estatuilla de consolación después de la lluvia de nominaciones que han caído. Y casi con toda probabilidad, Kenneth Branagh conseguirá al fin el suyo por el guión original de Belfast, así el reparto será equitativo y, más o menos, todos quedarán contentos.

Y eso es todo lo que se espera para el día de San Cine. En el fondo de esta parafernalia, con la que se puede estar o no de acuerdo, en la que se puede apostar con los pronósticos o pasar de largo porque es mucho más interesante el siguiente intento de ligoteo friki de First Dates, lo cierto es que, si, de verdad queremos que el cine siga ofreciéndonos muchos de los mejores ratos de nuestra vida, habrá que volver a la magia de la oscuridad de una sala de cine. Lo contrario, amigos, es traición.

No hay comentarios: