martes, 29 de marzo de 2022

WILLIAM HURT: EL HOMBRE QUE NO SE SENTÍA CÓMODO

 

“Yo no me siento cómodo con todo lo que rodea el cine. No me siento cómodo desfilando por una alfombra roja. No me siento cómodo con todo el mundo mirándome esperando que les dirija un gesto o diga unas palabras para la posteridad. Sé que es parte del negocio, pero eso no quiere decir que tenga que estar cómodo con algo así”

William Hurt fue el actor que, quizá junto con Michael Caine aunque en otra modulación, nos enseñó que menos era más. Sus interpretaciones siempre descubrían con enorme sapiencia que la tormenta se llevaba en el interior de las personas y que rara vez salían hacia el exterior. Y lo hacía evidente con sus actitudes. Sus personajes solían ser atormentados, difíciles, llenos de dudas, enclavados siempre en momentos existenciales de zozobra. Y con sus maneras, sus gestos, su mirada que más parecía ir hacia adentro que hacia afuera, nos descubría todo ese maremágnum de sentimientos que se encontraban en algún lugar del alma. Un actor irrepetible, lleno de profesionalidad, de verdad y de pasión por lo que hacía. Más que nada porque ni siquiera se sentía actor. Se sentía como un hombre al que le gustaba actuar.

Su aprendizaje fue, ante todo, académico, en la prestigiosa Julliard School y, después de aparecer en papeles muy secundarios en varias series y forjarse la piel en las tablas del teatro, Hurt ya aparece como protagonista en su primera aparición en cine. Fue en Un viaje alucinante al fondo de la mente, de Ken Russell, una fábula de regresión a través de drogas psicóticas en el campo de la experimentación científica que goza de gran prestigio para algunos, pero que, en el fondo, no deja de ser una de esas películas alocadas y nerviosas de Ken Russell que no acaban de llegar, precisamente, por el carácter de su director.

A continuación, otra excelente película, lastimosamente olvidada, como fue El ojo mentiroso, de Peter Yates, con Sigourney Weaver como compañera, en la piel de un extraño celador de un edificio de apartamentos que asegura ser testigo de un crimen y que inicia un romance con la reportera de televisión que cubre el suceso. Aquí es donde Hurt empieza a dar muestras de lo que era capaz de hacer con mucho estilo.

Lo confirma en su primera asociación con Lawrence Kasdan en la excepcional Fuego en el cuerpo, una película que remite directamente a la Perdición, de Billy Wilder, en donde se puede palpar la atmósfera densa de crimen y misterio en la que se mueve, con Hurt haciéndose cargo del difícil papel de la marioneta que se cree protagonista. Maravillosa y siempre reivindicable.

Vuelve con Kasdan para ser uno de los miembros de la pandilla de amigos de Reencuentro, en concreto, el díscolo amigo que coquetea con las drogas porque no se siente satisfecho de la vida que ha llevado y no sabe la vida que va a llevar para, al final, coger, de alguna manera, el relevo de ese otro amigo que se ha ido y que, en realidad, motiva el reencuentro de todos aquellos a quien tanto quisimos cuando la vida era joven.

Con Gorky Park, William Hurt consigue otro excelente papel en la piel de un policía soviético encargado de investigar la muerte violenta de tres jóvenes americanos que son encontrados despedazados en el Parque Gorki de Moscú. Hurt realiza una interpretación muy difícil, intentando mantener la legalidad que se le supone mientras se da cuenta del régimen corrupto y tiránico en el que vive, un régimen que también quiere acabar con cualquier atisbo de esperanza.

En 1985, el actor consigue el que es, quizá, su mayor éxito. Interpreta a Molina, el preso encarcelado por escándalo público en un penal de alguna ciudad de latinoamerica, dentro de otro régimen que tampoco deja espacio a la esperanza y que debe compartir celda con otro recluso, al que da vida el maravilloso Raul Juliá, condenado por sus ideas políticas. Hurt ofrece una interpretación sensible, maravillosa, sugerida, con gestos acertadamente estudiados. Siempre dijo que gran parte de esa interpretación se la debía a Juliá porque decidieron ensayar la película intercambiando los papeles, así, él, desde fuera, podía sentir lo que ofrecía el personaje de Luis Molina, con sus inquietudes, sus marginalidades y su deseo de vivir libremente, al mismo nivel de quien se supone que está en la lucha política compartiendo un espacio tan reducido. Por esta interpretación, William Hurt ganó el Oscar al mejor actor.

Volvió a ser nominado por su papel de maestro de sordomudos en la excelente Hijos de un dios menor, al lado de Marlee Matlin, con la que inició una relación que duró algunos años. Su interpretación fue delicada, muy matizada, incidiendo en los errores de ese profesor que, a su vez, también entabla una relación especial con la conserje del centro donde da clases, también sordomuda. Una historia que también habría que volver a recuperar.

Con Al filo de la noticia, consigue una nueva nominación al lado de Holly Hunter, dando vida a un reportero capaz de hacer cualquier cosa con tal de conseguir el estrellato televisivo. Incisiva, mordaz, muy crítica con el medio, Hurt consigue conquistar al público a través de un personaje que nunca se sabe muy bien si va o viene, si se mueve por ambición, por amor, o por pasión hacia lo que se dedica. Otro papel muy difícil que Hurt sabía ya sacar como nadie.

Con El turista accidental vuelve a reunirse con Kasdan y realiza un más difícil todavía. Su personaje, un escritor de guías de viaje que tiene problemas para vivir sus emociones, lo interpreta de un modo deliberadamente neutro. Parece que a ese hombre, turista accidental de sus emociones, no le afecta absolutamente nada, no mira a su alrededor, está cómodo en su vida gris, sin emociones de ningún tipo. El divorcio no fue con él, la muerte de su hijo tampoco, el amor llama de nuevo a su puerta y no le deja entrar. Una película difícil, con un papel muy difícil.

Realiza un papel secundario de indudable gracia como uno de los colgados contratados por la mujer de Joey Boca para asesinarle en Te amaré hasta que te mate. A pesar de la brevedad del papel, uno de los momentos más divertidos de la película lo comparte con Keanu Reeves en el instante cumbre en el que deben consumar el asesinato. Aquí, Hurt dio muestras de que también sabía reírse un poco de sí mismo.

Trabaja con Woody Allen en Alice y se atreve con el papel protagonista en la climática adaptación de La peste, de Albert Camus, pero se le empieza a notar que busca más prestigio que fama y escoge cuidadosamente sus papeles, no siempre con éxito. Resulta entrañable como el gran amigo de Harvey Keitel en la popular Smoke, se pierde un poco en títulos muy olvidables, sin papeles de gran relevancia y aceptando, a menudo, roles muy secundarios, acompaña a Shyamalan en esa fábula de miedo que no es tal en El bosque, y consigue una nueva nominación al Oscar, esta vez como secundario, de la mano de David Cronenberg como el rival más temible de Viggo Mortensen en la excelente Una historia de violencia, película en la que, extrañamente, no está muy contenido, algo que ha sido su línea habitual.

También consigue una excelente interpretación como la parte más mala de Kevin Costner, susurrando maldades a su oído, en la interesante Mr. Brooks, y dentro del Universo Marvel asume el papel del General y luego Secretario de Defensa Ross en títulos como El increíble Hulk, Civil War, Infinity War, Endgame y La viuda negra. Entre medias, se atrevía con papeles muy secundarios, con poco fuste y con apenas dos o tres secuencias. Algo muy extraño en un actor que, durante una década, lo fue todo en el cine. Tal vez porque, como él mismo decía, no se sentía cómodo en un mundo en el que sabía que gran parte de los focos se fijan en las poses y en fingimientos algo estúpidos. Su honestidad la llevó al extremo. Prefería papeles de menor relevancia antes que venderse en títulos fáciles (aunque realizó algún intento como en la muy olvidable Perdidos en el espacio) que sabía que poco o nada añadirían a un nombre que merecía estar en lo más alto a la hora de hablar de grandes actores del cine contemporáneo.

4 comentarios:

dexterzgz dijo...

Un gran actor, y una gran infamia que no apareciese en el "in memorian" de anteayer en los Oscars, los que lo hicieron también se merecen una leche bien dada.

Me quedé un poco en shock cuando me enteré de su fallecimiento, porque no era muy mayor. Me gusta mucho esa bonhomía que sabía transmitir a los personajes a los que interpretaba - la excepción más evidente podría ser el papel de colgado en "Te amaré hasta que te mate". Lo descubrí en "Fuego en el cuerpo", aunque entonces no sabía que se iba a convertir en uno de los actores a seguir. Hace poco revisé "El beso de la mujer araña" y está espléndido, Juliá dijo lo de intercambiar los papeles porque en la novela, porque era diez años mayor que Hurt y en la novela su personaje también es mayor. Tierno y a la vez divertido en "Al filo de la noticia". Creo que es el alma de "El turista accidental", una película que me gusta un poco más a mí que a ti, en general es el actor de Kasdam -otro que me encanta- por antonomasia; me cuesta muy poco verle en el personaje de Kevin Kline para "Gran Canyon". Una pena que se siente de manera especial en los actores a los que has visto crecer y formarse.

Abrazos "in memoriam"

César Bardés dijo...

Es cierto eso que dices que se siente de una manera especial cuando fallece algún actor con el que, de alguna manera, has compartido tiempos y crecimiento. Y así ha sido con William Hurt. Creo recordar que la primera que le vi fue en "Reencuentro" (no llegué al estreno de "Fuego en el cuerpo") y ya, aparte de que la película me gustó muchísimo, me fijé en ese actor que era el único que, de alguna manera, estaba descolocado en el grupo de amigos aunque, al final, es el que se queda. Ya a partir de ahí, le busqué y tuve la suerte de que reestrenaran "Fuego en el cuerpo" en el cine Coliseum y ahí sí que me lancé cual ave rapaz a verla.
Me gustó mucho en algunos de sus papeles. Desde luego en "El beso de la mujer araña", que está inmenso. Y en plan desagradable también se ponía muy intenso como es el caso de "Una historia de violencia", de Cronenberg, donde, de forma sorpresiva, consiguió una nominación al secundario por encima del propio Ed Harris.
A mí Kasdan también me encantaba. Aunque "El turista accidental" es una película en la que no acabo de entrar, siempre he apreciado sus virtudes. Siento demasiada lejanía con ese personaje que rehúsa a implicarse emocionalmente en nada y, por eso, no acabo de empatizar con él. Sin embargo, todas sus películas hasta, tal vez, "Mumford" me parecen las de un cineasta fresco, ingenioso, técnicamente impecable, con unos argumentos muy originales y muy bien desarrollados. A partir de ahí, no sé...yo creo que, de alguna manera, se agotó lo que tenía que ofrecer, ya no fue el mismo.
Abrazos desde la celda.

CARPET_WALLY dijo...

Perdonad una puntualización pero Hurt si estaba en el In memoriam del domingo-lunes, aparecía bastante al principio quizá el segundo o el tercero.

Aparte de eso, es que coincido mucho con vosotros. Su físico me hacía verle un poco regular, hasta un pelín repulsivo como blandito y viciosillo (le pegaba mucho su personaje de "Fuego en el cuerpo" completamente vencido por la carnalidad de la Turner), pero cuando desplegaba el talento me dejaba a cuadros, lo mismo un seductor, que un homosexual encarcelado, que un profesional de la noticia, que un sádico jefe mafioso.

Y es evidente que es el más Kasdam de los Kasdam-boys, junto con Kline. Lo que pasa es que Kevin quizá tiene más papeles notables fuera del ámbito de Lawrence, mientras que Hurt le debe la mayoría de sus grandes papeles.


Abrazos sudando mucho

César Bardés dijo...

Pues tienes mucha razón. Junto con Kevin Kline son los rostros más reconocibles de ese maravilloso cine que hizo Kasdan en los ochenta. Y ambos son igualmente versátiles aunque con registros diferentes. Tal vez esa "rareza" que hizo de Hurt un sello de identificación no lo era tanto con Kline y, claro, eso hizo que éste último fuera, de alguna manera, más universal. Lo que es cierto es que Hurt era un actorazo. Y aún he tenido que leer por ahí que no lo era tanto, que tal y cual. Es verdad que debía ser un poco extraño porque, de alguna manera, llegado determinado punto de su carrera, parecía preferir los papales secundarios antes que los protagonistas cuando tenía fama y capacidad más que suficiente para ello. Yo creo que es una gran pérdida.
Abrazos corriendo por un amigo muerto.