martes, 8 de marzo de 2022

THE MAJESTIC (2001), de Frank Darabont

 

El destino es un burlón impenitente. Cuando todo parece ir bien, cuando el éxito tiene todas las papeletas para presentarse y quedarse durante algún tiempo, alguien dice tu nombre como asistente a una reunión del Partido Comunista en la universidad, hace tantos años que la memoria se ha encargado de echar una buena capa de polvo sobre ese recuerdo. De repente, tu nombre ya no estará en los créditos de una película, ya no eres tan atractivo para una actriz de relumbrón y todo lo que se te ha puesto en la orilla de los labios parece huir despavorido. Para más escarnio, el destino tiene preparada una última broma en el deseo de todo un pueblo para que un muchacho que se fue a la guerra y fue dado por desaparecido, regrese. Puede que no seas tú. Pero… ¿qué más da?

Al fin y al cabo, se han sacado recuerdos que ya no estaban en la memoria y la memoria también se ha dado a la fuga y tampoco te acuerdas muy bien de quién eres y a qué te dedicas. Sin embargo, el deseo de la gente de ver a alguien que ha sido esperado con ansia, cambia las facciones del regreso y lo que importa es que puede ser él a poco que se ponga ilusión. El oficio de guionista también tiene algo que ver con ello y, de alguna manera, te sientes cómodo con la situación. De alguna manera, el destino te ha dado, te ha quitado y te ha vuelto a dar, aunque nada es exactamente como se había imaginado.

Con la sonrisa de quien se siente a gusto, es ciertamente bastante increíble que esta película haya caído en el olvido. The Majestic es una historia bien construida, que habla sobre la ilusión, sobre la verdad cogida con pinzas y sobre los destinos, que contiene una estupenda interpretación de Jim Carrey y una dirección sobria y cuidada de Frank Darabont. Y sí, el actor actúa muy seriamente ayudado por un estupendo plantel de secundarios en el que destacan veteranos como Bob Balaban, Martin Landau o Hal Holbrook. La fantasía, el drama suave y la sensación de querer hacer realidad lo que se lleva mucho tiempo deseando planean sobre toda la trama con lo agradable y lo cuidado en los primeros puestos. Y, al final, como no puede ser menos, el destino, el verdadero, el genuino, saldrá al encuentro para que el libre albedrío también tenga un papel destacable en la comedia.

Así que es hora de saborear muy intensamente aquello que se posee, porque, en cualquier momento, la vuelta a todo está ahí mismo, al doblar la esquina. En un instante se puede perder trabajo, amigos, amores y ambiciones y darse cuenta de que, a lo mejor, hay otras cosas en la vida que merecen mucho la pena. Sin embargo, hay que caer en ello, mirar con atención, prestar algo de cariño, incluir la buena intención y pensar en que, en la mayoría de las ocasiones, poseemos algo de suerte viviendo como lo hacemos. A poco que nos esforcemos, esta película estará entre las favoritas de cualquiera.

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